×32×

968 135 56
                                    

Después de lo que paso, ninguno de los dos volvieron a hablarse. Y ninguno iba a intentarlo. Sus orgullos eran más fuertes que sus ansias por arreglar las cosas y todos lo habían notado.

Estaban en la mesa cenando, la tensión se notaba muchísimo.

—Mabel, dile a dipper que me pase la sal.

Mabel miro a su tío por unos segundos y luego a dipper.

—Eh...dipper dice-

—Si lo oí. Dile que si no pretende dirijirme la palabra, se levante por ella.

Mabel se giro a Ford.

—Dipper dice que-...

—Dile a dipper que no es una petición. Es una orden.

Mabel se giro a dipper.

—Dile que no tiene derecho a darme órdenes.

Se giro nuevamente a Ford.

—Pues infórmale que soy su tío-abuelo. Debe respetarme.

Se giro a dipper, hastiada.

—Dile que lo haré cuando actúe como tal.

Mabel...estalló

—¡Tío! ¡Diles que me dejen comer!

Ford de levanto de la mesa agresivamente dejando caer los cubiertos con evidente molestia.

—¡Eres un niño maleducado!

—Oh, ahora me hablas.

—¡Ya basta todos! Somos famil-

—¡No te metas!—Le gritaron ambos.

Todos, al mismo tiempo se levantaron al mismo tiempo, tomaron sus platos y se fueron cada quien por su lado.

Llevaban días así, no podía tener un solo día de paz sin que alguno comenzará una pelea.

(...)

Más tarde se encontraban en la sala, Mabel estaba al borde del colapso por haberse acabado una bolsa de papas jumbo, por lo que ahora estaba en el piso sin poder moverse.

—Me encantan los martes—Comento.

—El Martes de holgazanear es lo mejor que hay. Me alegra tener un poco de paz después de estos días ta-

Un ser asquerosamente verde con forma de pulpo invadió la sala.

—¡Nadie se le acerque! ¡No dejen que coma carne humana!-Grito Ford intentando atraparlo.

—¡Uhhhhh! ¡¿Puedo conservarlo?!

—¡Saca eso de aquí!

El pequeño pulpo seguía dando todo de si para no ser atrapado. Se escondió detrás de unas casas tirándolo todo.

Dipper solo miraba...y no le gusto lo que vio.

—Te tengo...

El guante de Ford comenzó a sacar chispas de alto voltaje. Y dipper vió por unos segundos el miedo de ese ser en su enorme ojo, antes de atacar para defenderse claro.

No supo cuando, ni por qué pero cuando se dio cuenta ya estaba sobre Ford, deteniendolo para no lastimar a la criatura.

—¿¡Muchacho, que demonios haces?!

Nuestra venganza (Billdip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora