Capitulo 1

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-Me llamas cuando llegas a casa- Grita mi mamá, mientras yo agarro mi mochila y salgo de la casa, hoy me esperaba un corto día por suerte, dos horas de geografía, luego dos horas de psicología y volvía a casa para dormir una larga siesta. Él día no tuvo nada de especial, solo que a Tom le dieron la buena noticia de que iba a tener un hermano, estaba feliz por él siempre quise tener algún hermano o hermana para no sentirme en tanta soledad. En fin llegue a mi casa llame a mi madre y le avise que llegue bien, me dejo comida en la heladera así que lo siguiente que hize fue alimentarme para luego ir a la cama. Me quite él uniforme y me puse cómoda ( short de tela y una remera suelta) Me acosté y al cerrar los ojos siento un ruido molesto que venia de la casa del vecino, me levanto y voy hacia la ventana, era una mudanza, mi mal humor aumento ya que no iba a poder dormir con él ruido de los muebles raspando él suelo así que me quedo espiando en ese lugar, baja un hombre del camión de mudanzas se me hacia conocido demasiado. No puede ser. Lo conozco. Era él ex famoso cantante August cameron, un gran icono del país, ¿que hacia aquí? En un pequeño pueblo lejos de la capital, no comprendía. Pero me puso feliz la idea de tener a un gran cantautor de vecino, me gustaba su musica aunque era furror en los 80s. Yo amaba la época de los 80s la música, las historias de amor (que no eran a través de WhatsApp) la ropa, las fiestas y la seguridad de salir a cualquier hora, admiraba todo lo de la época y me hubiera encantado ser parte de ese pasado tan histórico.
Lo observe tendría unos 40 y luego lo confirme con Google, es alto tiene ojos azules y un cabello rizado un poco largo color miel, vestía unos pantalones negros y una remera azulada con unas botas negras. Nada mal para un hombre de su edad siendo sinsera le daba unos 35 o 38. Al parecer se mudaba él solo no veía a alguien que lo acompañe salvo él dueño del camión de mudanzas y por lo que averigüe en Google tiene un hijo de 15 y esta divorciado de su esposa Marian. Me emociono tanto la novedad de que viva al lado de mi casa, que no me aguantaba las ganas de darle la bienvenida o tal vez hablarle de la canción "Un nuevo amanecer" que tanto me gusta.
Pasaron un par de minutos y él camión de mudanzas se fue, fui a cambiarme y me puse un vestido cómodo y unas convers blancas, salí de la casa y me acerque con timidez hacia él.
-¿Que tal? Bienvenido soy vecina suya vivo al lado, así que si necesita algo no dude en avisarnos.- Sus ojos viajaron de mis pies hasta mi rostro.
-Hola que tal, muchas gracias por acercarte, ya pensaba que era un pueblo fantasma-
Reí- Si, es bastante tranquilo aquí, por cierto ¿que hace usted aquí? Digo lo conozco es un gran..-Interrumpió
Río con elegancia -Quise probar algo nuevo, nueva inspiración y creo que alejarme de la ciudad es un buen comienzo-
Asentí con la cabeza, me quede parada mientras él separaba unas cajas, parecía buscar algo.
-¿Quiere que lo ayude?- Pregunte agachandome a su lado, sus ojos pusieron atención en mi, y no pude evitar observar lo lindo que se veían con la luz del día.
-No quiero molestarla...- Interrumpí
-No me molesta estoy aburrida, mis padres llegan a la noche, no tengo nada que hacer.- Trato de convencerlo y August sonríe.
-Si insiste- Reímos y me levanto de su lado. Entre algunas cajas en aquella casa, charlamos un poco sobre en lugar y le di consejos de como acomodar algunos objetos, la verdad me cayo re bien, era bastante interesante hablar con él, siempre terminaba alguna frase con una palabra particular que me hacia pensar demaciado. Al terminar de acomodar ciertas cosas me senté en una silla a su lado, tomamos algo y seguimos charlando y ahí fue cuando no aguante y le tuve que preguntar sobre su musica y aquella banda en la que cantaba antiguamente. Él no tuvo problema en contestar mis preguntas y experiencias de la gira, me hacia reír mucho era divertido escucharlo sobre sus experiencias con fans en aquella época. Pasaron las horas y él tiempo con él era bastante entretenido, no me había dado cuenta y ya estaba oscureciendo me despedí de él para ir nuevamente a mi casa.
-Adiós August fue un placer-
-Igualmente Andrea- Sonrió mientras yo caminaba hacia la vereda de mi propiedad.
Entre a mi cuarto y me saque él calzado, camine hacia en espejo, para asegurarme de si me veía bien, siempre fui insegura conmigo misma, así que eso lo hacia diariamente. Pasaron las horas mi madre llego, cenamos, y le conte la novedad del nuevo vecino, ella se emociono al igual que yo, era un cantante de su época claro, aunque ella lo conocía con su banda, ahora es solista y me gusta mucho su nuevo estilo.
Al otro día después de colegio pase por la vereda de su casa, mire disimulada hacia la ventana que todavía no tenia cortinas, pero no logre verlo, hasta que siento que alguien pronuncia mi nombre por detrás mio a lo lejos, me di vuelta un poco avergonzada por si me pillo viendo a su ventana, mis mejillas empezaron a arder.
-August, hola- Fue lo que me salio decir en él momento.
-¿Como estas?- Añadió con su sutil sonrisa.
-Bien y ¿usted?- Pregunto con timidez balanceándome hacia los costados mientras mi pollera colegial se movía. -Bien- Asiente mirandome nuevamente de pies a cabeza.
-¿Sabes de alguna retaceria aquí cerca? Es que tengo que comprar unas cortinas.- Añadió con una risa y yo prácticamente quería que me tragara la tierra.
-Emm.. Si.. Yo.. Lo puedo acompañar si quiere, esta algo lejos así que..- No comprendí si lo decía de verdad pero por las dudas le respondí. Él siguió sonriendo y asintió con la cabeza.
-Esta bien, llevame al lugar.- Lo mire y sonreí con timidez, camine a su lado, y él rompió él silencio incomodo con su opinión sobre la localidad.
-Es agradable, y las jovencitas amables me dan él toque de amabilidad- Lo mire riendo y le contagie la risa.
-¿Si? ¿Acaso conoció a otra jovencita amable?- Pregunte curiosa mientras tiraba de las tiras de mi mochila.
-Claro, la chica del Kiosco es muy amable.-
-¿Romina? Pero ella ya no es muy jovencita.- August largo una carcajada.
-Aca es- Solté al llegar a un pequeño local de telas.
-No era muy lejos- Dijo mirando él camino que habiamos hecho.
-Después de vos- Me abrió la puerta del local yo entre y al caminar por los pasillos mis dedos rosaban cada tela de diferentes texturas que había en los estantes.
-¿Cual te gusta?- Sentí su voz cerca de mi oreja.
-Una clara diría yo.-
-¿Los puedo ayudar en algo?- Se acerco él chico que atendía.
-Entonces una clara.- August pidió la cortina que le sugerí era una marrón claro tirando hacia amarillo, me pareció correcta ya que contrastaba bien con las paredes.
Salimos del local y en él camino charlamos sobre otros temas interesantes, y de vez en cuando salia una carcajada, nos caíamos muy bien al parecer, me gustaba pasar tiempo con él me divertía y provocaba unas raras sensaciones en mi.
-Bueno, creo que le pegue con las medidas- Dijo luego de colocar las cortinas ya dentro de su casa.
-Quedan lindas- Opine apoyada de la pared izquierda.
-¿Queres tomar algo?- Pregunto bajando de la base que uso para darse altura.
-No, esta bien ya me voy.- Agarre la mochila que deje en él suelo y camine hacia la puerta.
-Veni cuando quieras, sos bienvenida.- Sonreí
-Gracias- Dije saliendo a la vereda. La verdad me hubiera encantado quedarme mas tiempo pero no quería molestarlo, tal vez tiene cosas que hacer, me sentí un estorbo, pero luego de que me dijiera que era bienvenida pensé en cambiar la desicion pero ya era tarde. Entre a mi cuarto lanze la mochila al suelo y puse música, mientras cantaba, quite mi uniforme para reemplazarla por ropa cómoda, luego de eso me acoste y sin querer me quede dormida. Ya de noche mi madre llego cenamos y seguí con mi sueño, ni siquiera me di tiempo para hacer mi tarea porque el cansancio había dominado.

El Señor De Los Ojos Azules Donde viven las historias. Descúbrelo ahora