El Señor De Los Ojos Azules

Capitulo 4

PDV'Andrea
La luz del día me molestaba seguro había olvidado de cerrar la cortina antes de dormir. Abrí los ojos malhumorada y desconocí el sitio en el que estaba. Me levante asustada, tenía puesta una camisa blanca, estaba segura que era de August, fui al baño el que estaba en la habitación, me puse a pensar en que había pasado anoche, que estaba haciendo acá, que le iba a decir al señor August, esto me daba mucha vergüenza así que me tome el tiempo y salí a dar la cara. Mire por el pasillo y el señor August estaba sentado en la cocina con una taza de café en la mano y en la otra tenía una especie de periódico. Salí lentamente y el señor August me miró de pies a cabeza. Hizo una mueca como una sonrisa.
-Buen día- Saludo, su voz sonaba ronca pero muy linda a estas horas del día.
-Buen día- Me senté frente a el en la mesa y me sirvió una taza de cafe -Gracias- agregué, frote mi cabeza sentía una molestia insoportable, August río.
-La resaca, come algo y luego te tomas algún medicamento.-
-Discúlpame por molestarte, no se, ni me quiero imaginar lo qué pasó anoche...o está mañana-
-No te disculpes, me alegro que estés acá y no en otro lado.- Me pasó unas medialunas y cereales para complementar mi "desayuno"
-¿Quieres acompañarme al estudio?- Pregunto casi sin pensar. Sonreí pero recordé que hoy llegaría mi madre.
-Me encantaría, pero mi mamá va a llegar dentro de unas horas y sino me encuentra en casa se va a poner como loca.
August río y asintió, seguí desayunando hable con August dandole las gracias por prestarme aquella camisa que tenía puesta.
-Te queda espectacular, mejor que a mi.- Reímos y reímos durante un largo rato. Charlamos de cosas sin sentido y de como estuvo la fiesta.
-Tienes una marca- Señaló su cuello.
-En serio?- pregunte y él solo río, me levante y camine hacia un espejo, tenía una marca roja casi violeta, luego recordé, fue Ramiro. Me sonroje al volver a mirar a August.
-Fue una noche intensa- Dijo subiendo las cejas.
-Un poco... tengo que ir a mi casa, tengo que bañarme... ya sabes.- Me despedí de August y me cambie de ropa, corrí a mi casa descalza con los zapatos altos en mi mano. Como lo iba a ocultar de mi madre, me moría de la vergüenza al recordar que August estuvo continuamente mirando mi marca y lo que habrá pensado de mi. Me bañe, y me puse ropa holgada seque me pelo frente al espejo intentando de buscar una manera de ocultar esa maldita marca, lo peor es que casi no podía ocultarlo con el pelo porque no estaba alcance, lo maquille un poco para disimularlo y salí del baño justo estaba entrando mi madre.
-Andrea- gritó al entrar, baje las escaleras y la salude con un abrazo.
-como lo has pasado?- Pregunté nerviosa.
-Bien, la próxima venís con nosotras te extrañe- Dijo dejando un beso en mi mejilla.
Procure no estar tan cerca de mi madre para que no notará nada raro en mi, así que después de una corta charla me encerré en mi habitación el resto del día, hice algunas tareas pendientes que tenía y me la pasé escuchando la música de mi atractivo vecino.
Al otro día después del colegio fui a almorzar con Sarah, Lucas y Ramiro. Estaba feliz de tener nuevos amigos, pase un buen rato con ellos reímos la mayor parte del tiempo a causa de anécdotas de fiestas y temas del colegio.
-El sábado ya sabes te pasaré a buscar para ir a la pequeña fiesta que hará Felipe.- dijo resalando "pequeña" sarcásticamente.
-Bien, gracias por traerme.- Despedí a Ramiro y antes de bajar de su auto me robó un pequeño beso al que yo corte por mi incomodes. El señor August estaba en su jardín y vio toda la secuencia, cuando baje del auto sentía mucha vergüenza pero aún así me acerqué a saludarlo por respeto.
-que tal?- le di un beso en la mejilla
-Así que ya sé quién fue- Dijo riendo yo largue una carcajada nerviosa.
-igual no es mi novio- solté y después me di cuenta de que ese comentario quedo muy bobo.
-que no te haga daño- dijo frotando mi hombro como consuelo, sentí algo en mi interior que me daban ganas de besarlo abrazarlo no lo sé.  Sonríe tímidamente y le di un beso en la mejilla  el confundido miro a mis ojos e hizo una mueca de deseo