5 Enid

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En el silencio de la noche, en la quietud del alma,
late un corazón herido, enfermo de tristeza y desencanto.
Sus latidos son susurros de dolor y de calma,
una melodía triste que se escucha en cada canto.

La enfermedad del corazón no se ve a simple vista,
pero sus efectos son profundos, su dolor intenso.
Se siente como un peso que al pecho embista,
una sombra que oscurece el brillo del pensamiento.

Las lágrimas son gotas que riegan el jardín marchito,
donde florecen los recuerdos de un tiempo pasado.
El corazón enfermo busca un alivio infinito,
un bálsamo que cure el dolor, el sufrimiento anhelado.

Pero en medio de la oscuridad, brilla una luz tenue,
una esperanza que se aferra a la vida con fuerza.
El amor y la compasión pueden sanar cualquier llaga,
y el corazón enfermo puede encontrar su fortaleza.

Así que no te rindas, corazón herido y cansado,
hay razones para seguir adelante, para luchar.
Deja que el amor te cure, que el dolor sea olvidado,
porque en medio de la enfermedad, siempre hay una luz que brilla sin parar.

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