❥2

4 0 0
                                    

Un amable amigo.

Pero no era una sombra normal,de aquellas que sirven el té y la comida a la hora del banquete

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pero no era una sombra normal,de aquellas que sirven el té y la comida a la hora del banquete.
Era la sombra de un animal, y este producía chillidos, vete tú a saber de que clase. Pero eran molestos e insistentes. La niña se percató, y miró hacía la esquina de ese roble ajado viejo,no había nada, ni nadie.

¿Qué es lo que habitaba allí o se escondía en ese lugar?. Tendría que averiguarlo, como sea. Entonces posó la regadera de cobre vieja de la abuela y se acercó al árbol. Lo que vió le produció un susto de los mil demonios y por un momento vió todo de colores, rabia, enojo, confusión y ¡Susto!.

Aquella cosa produció nuevamente aquel chillido, y Lorelai cayó de espaldas en la tierra mojada y húmeda por el rocio, hasta que su vestido estuvo sucio de barro y el encaje de este estuviera lleno de ramitas y hojas marchitas. Pero no tendría porque sentir miedo, aquel animal se veía inofensivo. Cuando en un intento de curiosidad le dió por olfatear las mejillas de la niña, esta suprimió un grito y luego, pasados unos largos minutos que parecieron horas, no hizo más que acariciarle el pelaje al animal, que se le parecía mucho a una rata.

Aunque no lo admitiera, estaba cansada de vivir sola y pasar todo el tiempo allí, en esa casa, dónde no habitaban más que las sombras y los fantasmas de sus familiares ya muertos. No era fácil, era un absoluto martirio. La casa con la puesta de sol se veía dorada y el cielo estaba como atrapado y pintado en una acuarela. ¡Era maravilloso!. Podía pasar toda la tarde sentada allí, respirando el aroma de las flores y charlando con el animal raro aquel. Parecía una rata enorme y sin juzgar. ¿De dónde había salido?, quien sabe. Pero le hacía compañía.

- No sabés lo sola que me siento.

Comenzó, y en un atisbo de llanto se calló. El animal emitió un sonido, como alegre y le olfateó la mano, estaba sentado al lado de ella,sobre su vestido. Pronto el sol se puso y el cielo se oscureció, empezaba a hacer frío y adentro, en la casa de oían el golpeteo de las puertas de la alacena, ruidos en las escaleras y el tic-tac del reloj. Las sombras y los espectros que vivían allí estaban divirtiéndose y jugaban con lo que encontraban a su paso.

Mientras tanto en otro lugar de uno de los rincones más recónditos de Inglaterra:

- ¡Damas y caballeros!.

Exclama el señor de la galera,con el micrófono en la mano.

- ¡Aquí con ustedes: LA FOCA BAILARINA!.

Todos estallan en vítores, todos y cada uno de ellos, en la explanada del público. Gritan y aplauden, otros usan chifles con pitidos ruidosos.
Una foca es arrastrada con un bosal y múltiples cuerdas alrededor, chilla y mueve el hocico. Sin embargo, aplaude con sus aletas y chilla alegremente o desesperadamente. Por ser rescatada o con el fin de impresionar al público. Juega con una pelota enorme inflable, parece feliz pero en realidad está sufriendo. Debería ser rescatada, pero lo cierto es que nadie moverá un dedo. Porque están absortos y felices. Extrañamente felices. Hasta tienen baba saliendo de sus bocas abiertas.

El Circo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora