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Ya sé que te cansaste de buscar, de adivinarlo entre las gentes y no llegó.
Te cansaste hasta de tenerlo y lo abandonaste.
Te cansaste de hacer señales de virtud, de gritar hasta quedar hablando con imágenes mudas, que eras tú y nadie entendió.
También sé que te cansaste de esperarlo en silencio, de soñarlo a orillas de un océano como habían planeado y te fuiste antes del día señalado. Te fuiste sola, convencida de ver la luz y crecer desde dentro para no experimentar más el desamparo. Lanzaste al vació los cadáveres de tus exigencias hasta hoy.
No quieras niña volver a conversar con tus propias tinieblas. Se consecuente con tus pasos, cien  pueden ser seguros y uno más te arrastrará al barranco.

Retazos del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora