✔|UPEA• FreenBecky, NamtanFilm, MilkLove

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Becky y Film regresaron al hotel para interrogar a la mánager y Freen permanece en la parte trasera del auto. Pensativa. Mostrando una faceta que solo pocos pueden ver en ella. Así es cuando nadie la ve: una mujer en constante pensamiento. Una mujer que maneja todo en silencio. Así ha tenido que ser desde los diecinueve. Piensa en lo que no le ha dicho a Becky. Planea la manera de decírselo.

«Cuida de mi hija, Freen. Tú eres la única en quién confío. Mi única amiga en esta vida.» Recuerda la voz del padre de Becky en el teléfono. Lo débil que se escuchaba y el sonido de un disparo que finalizó la llamada. Se recuerda así misma gritar frustrada porque habían asesinado a su mejor compañero. Al único policía que respetaba. Ese día Freen no pudo controlar las lágrimas. Tampoco su cuerpo que se derrumbó como la torre de un jenga. Por supuesto que recuerda al papá de Becky. Fue alguien muy importante en su vida.

Y ahora no sabía cómo decirle a Becky que su encuentro no fue pura casualidad. Que todo fue planeado. Y que había alguien tras su muerte.

«Mis hombres están muertos. La MataHombres los mató a todos. » Freen piensa. «¿Quién me queda? Ah. ¿El pelón seguirá vivo?» La estafadora abre su teléfono y llama al único de sus hombres que puede quedar con vida. Después de tres tonos, contesta un hombre asustado. —Sigues vivo, Pie.

—¡Freen! ¡Tú también sigues viva!

—¿Qué andas haciendo?

—Seguramente ya lo sabe, pero nuestros hombres han muerto. Estoy buscando otro local dónde podamos estar a salvo junto con el dinero que hemos reunido.

—Ese es mi Pie. Tan lindo y atento. Escucha bien Pie... huye con ese dinero y te despellejare, te adobare en sal y te haré desaparecer con ácido. ¿Está claro? — Freen sonríe aunque Pie no la pueda ver.

—S--Sí, señora.

—Bien. Avísame cuando tengas el local.

—Claro, señora.

Freen cuelga y observa su reflejo en la pantalla del teléfono. No le gusta ser mala. Pero para sobrevivir a este mundo y a los listos, debe ser una leona única en su clase. Una leona que devore tiburones. Esconde el teléfono en uno de los bolsillos del pantalón y observa el hotel. Repentinamente escucha casquillos rodar por el suelo y mira alrededor. Pero no hay nadie. Tampoco hay casquillos.

Es ahí cuando su mente regresa al día en que el padre de Becky la llamó: «Lo siento, Freen. Creo que me metí con quiénes no debía. Ahora van a por mí. Quizás vayan por mí hija. Por favor, protege a mí hija. Pandilla de Los Tigres, protejan a mí hija. Fran... franc... »

—Qué habrá querido decir. ¿Fragancia? — Freen analiza. —Frambuesa, francotirador, franqueza,... Debo comprar un diccionario. Quizás lo deduzca cuando se lo diga a Becky. Pero, ¿cómo se lo digo ahora que somos novias? Tonta, Freen, eres una tonta. Debiste decírselo antes de hacerle el amor cómo una leona en celo. Aunque sí estaba en celo, hipotéticamente hablando, y ella no se opuso a la idea. De hecho fue muy linda. — Murmura lo último y se sonroja. —Cómo se lo digo.

La mánager está sentada en la cama con los puños sobre los muslos. Becky y Film están parados frente a él. —Y--Yo sí entré a su habitación. Y sí, estaba molesta. Pero no la mate. ¡Lo juro!

—¿Pero discutió con ella? — Becky pregunta.

—Sí.

—¿Por qué motivo?

—Lo confieso. A mí me gustaba Gashi. De una manera inapropiada tanto por nuestros títulos cómo por nuestras edades.

Becky y Film se miran de reojo, pero dan lo mejor de sí por no comentar nada.