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Toge

Iba a matar a Yuta. Quería a su mejor amigo pero cuando se proponía algo era demasiado molesto. Toge tendría un paro cardíaco en cualquier momento,  estaban en clases sentados en el suelo en una esquina del salón, la profesora de análisis les había pedido realizar una maqueta y cartel en equipo y para su amigo significó una gran oportunidad.

No le importó mucho la mirada enojada del peliblanco y fue hasta los tres chicos que estaban sentados discutiendo algo. Solo de ver la sonrisa de Yuta supo lo que venía después y ahora se encontraban los cinco hablando de en qué casa se haría el trabajo.

— Mi mamá no me dejará ir a tu casa de nuevo, ¡llego a la mía prácticamente de noche! — Toge miró a su amigo que observaba también en silencio la pequeña discusión de los tres amigos.

— Estúpida,  no es mi culpa que vivas en un rancho. — dijo la rubia mirando mal a la chica rizada, aún no recordaba sus nombres,  sentía mucha vergüenza de preguntarles.

— ¿Puede ser en tu casa, Omar?

Al escuchar ese nombre Toge se sonrojó y miró al chico inconscientemente con una leve sonrisa. Vio su cara de indignación y como discutía con sus amigas, le parecía todo lindo, desde la forma en que sus ojos parecían tan expresivos hasta la manera en la que se expresava. Apartó la mirada al sentir el leve golpe que le dió Yuta para sacarlo de su trance.

— Toge vive aquí,  podría ser en su casa para que a todos nos quede cerca. — Toge miró a su amigo con reproche cuando lo escuchó decir eso pero no se negó y se encogió de hombros asintiendo.

— Ah bueno,  entonces hay que hacer descanso grupal.

Estuvo un momento sentado junto a ellos mirando de reojo al chico que parecía concentrado en su celular, las dos chicas hablaban con Yuta y bromeaban pero el peliblanco no prestaba mucha atención,  tenía sus ojos puestos en el chico.

— Horita vengo, la tutora me dijo que fuera con Zuh. — Toge miró con atención al chico que se levantó y caminó junto a su compañera fuera del salón pero su mirada cayó con cejas fruncidas hacia las chicas cuando las escuchó decir un "sí,  papi". Yuta se dió cuenta de eso y rió ligeramente.

— Estoy seguro que él es gay y tengo mis dudas sobre esas dos, deja de mirarlas así.
— Toge golpeó a su amigo cuando escuchó su susurro,  no miraba a nadie de ninguna forma.

Toge dejó de mirarlas y suspiró quedándose en silencio (porque no puede hacer otra cosa, je) mientras su amigo charlaba con las chicas. Sus clases transcurrieron normal hasta la hora de salir.

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Omar.

Omar estaba caminando junto a sus amigas, venían de ir al baño y ya que pronto sería hora de partir era mejor apresurarse. Al entrar Omar miró con a sus amigas con duda,  estaban muy calladas.

— ¿Qué? — cuestionó con tono defensivo,  inconscientemente rodó los ojos al escuchar un "nada" de ambas chicas mientras se miraban con una sonrisa que hizo reír a Omar algo confuso — ¿Qué?!

— Nadaa. — Daira lo miraba con una sonrisa divertida pero rodó los ojos cuando Aisha confesó.

— ¿No crees que el mudito te ve mucho?

— No le digas así,  pendeja.

Omar no dijo nada cuando comenzaron a discutir, se sentó en su lugar algo confundido  por  lo que la rubia dijo.

— ¡Pero sí lo mira mucho!

— Para algo tiene ojos, Aisha. — Murmuró ya fastidiado con la situación y se dispuso a rodear.

Aunque su mente seguía repitiendo las palabras de su amiga. Claro que se daba cuenta de las miradas del peliblanco,  era igual de discreto que Daira, pero nunca dijo nada. Se sentía algo incómodo pero no molesto con el hecho de que el chico lo mirara,  pero sabía las intenciones de sus amigas al hacérselo saber... era algo que Omar negaba rotundamente y es que no podía gustarle a Toge, ¿verdad?. Ni siquiera se conocían tanto como para que él sintiera algo por Omar.

Suspiró recostandose en su escritorio mientras escuchaba a sus amigas discutir aún sobre eso.

Toge.

Toge guardaba sus cosas mientras escuchaba a su amigo que hablaba de forma animada.

— ¿Estás ansioso? — Preguntó Yuta alzando y bajando sus cejas con diversión, Toge alzó sus cejas mirándolo con curiosidad — Pues tendrás a tu crush de preparatoria en tu casa hoy y mañana y muchos días más hasta que se acabe este proyecto.  — Explicó.

Toge abrió los ojos de golpe apenas reaccionando y sintió como su estómago se revolvía mientras negaba, no podía ser ¡Apenas caía en cuenta! Se apresuró a escribir en las notas de su teléfono con algo de ansiedad.

"Diles que hay ratones en mi casa por favor,  ya no quiero"

Yuta miró con incredulidad a su amigo mientras comenzaban a caminar —¡Pero es tu oportunidad de pasar más tiempo con él! Tranquilo,  también estaremos los demás.

Eso no lo tranquilizaba,  sintió su estómago contraerse con cada paso que daban hasta la salida de la escuela y observó a lo lejos a los tres chicos que esperaban sentados. Miró con una mueca nerviosa como su amigo los saludaba y comenzaban a caminar hasta la casa de Toge que quedaba cerca del centro, él iba adelante y para su desgracia su chico iba a su lado, el muy maldito de su amigo se había quedado atrás junto a las dos chicas para dejarlos solos. Y es que Toge no sabía como romper el silencio incómodo... ¡ni siquiera podía hablar!

— Mira, estaba pensando en esto para la maqueta.

Toge volteó a verlo dando un respingo en su lugar por la sorpresa... oh por dios... le hablaba,  definitivamente se iba a orinar. Con su mano algo temblorosa tomó el teléfono del chico y miró las fotos que él le mostraba, tan rápido como tomó su teléfono lo devolvió con mejillas sonrojadas mientras asentía frenéticamente y alzaba su pulgar para demostrar que estaba de acuerdo. Se quiso golpear por lo tonto que se veía, pero sonrió bobamente cuando miró la sonrisa del chico.

— Debimos haber tomado un pinche plateado,  si no fuera por una mamoncita.

— Se me pegan tus pulgas si me voy en esa madre.

Sin palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora