Toge.
Sentía mis nervios comenzar a salir y mis manos temblaban un poco. Estaba formado mientras esperaba mi turno para pagar en el autobús. Estaban ya por terminar el proyecto pero ahora sería en la casa de su chico, sí, Toge sentía como si lo asfixiaran por las ansias. Pagó y le hizo una seña a Omar para dejar que pase ya que también pagó su boleto.
En estos últimos dos días ambos se habían vuelto algo cercanos, charlaban de vez en cuando por el proyecto y Yuta lo obligó a pasar el receso junto a los tres amigos, no era mucho pero en el corazoncitos de Toge parecía ser demasiado.
Siguió a Omar hasta los asientos traseros que eran una sola fiesta justamente para los cinco, su chico se sentó en una esquina en la ventana y Toge a su lado, miró que los otros chicos veían también y sus cejas se fruncieron cuando Yuta le dió una mirada divertida. Se sentó en el otro extremo junto a la rubia, jamás en su vida se sintió tan traicionado, su amigo lo dejó seguir solito, como cuando sueltas el asiento de un niño que apenas estaba aprendiendo a ir en bicicleta.
Suspiró, no quedaba de otra.
- Gracias a dios, un autobús decente - sonrió al ver a la rizada que se sentaba en medio de las dos parejas. - Lo bueno que será en la casa de Omar, si fuera en la de Aisha llegaba mañana a mi casa.
Y así comenzaron a discutir durante el viaje, Toge se sintió nervioso porque Omar estaba en silencio, sentía que lo incomodaba y no sabía qué hacer al respecto. Mordió su labio buscando temas de conversación para entablar con su chico pero la ansiedad le ganaba. Entonces recordó, tenía un regalo para él, se le estaba olvidado.
De su mochila sacó una pequeña bolsa de conejos de chocolate, Yuta se estaba encargando de sacarles información a las dos amigas, las cuales tampoco ponían mucha resistencia (no eran tontas, sabían sus planes), de ahí pudo saber que esos dulces eran de los favoritos de Omar. Sin pensarlo mucho colocó la bolsa de chocolates en el regazo de Omar ganándose una mirada confundida seguida de una expresión de sorpresa.
Omar.
Se quedó sin palabras, miró al chico a su lado en silencio aún algo confundido y una sonrisa inconscientemente adornó sus labios, sonrió más cuando el chico le escribió en sus notas "Son para tí, te gustan, no?". Le gustaban mucho, no se preocupó en preguntarle cómo sabía eso pues estaba muy contento con el detalle.
- ¡Sí! Son de mis favoritos. - Dijo con una risita algo nerviosa, se sintió tonto, sus mejillas se adornaron de un color carmín y después habló en voz baja - Muchas gracias, de verdad.
Sin tomarle importancia a que los demás estuvieran prácticamente a su lado abrió la bolsita y tomó un conejito con ansias pero se detuvo al escuchar una risa leve del peliblanco, algo avergonzado le ofreció de su bolsa para que él tomara también uno pero negó y escribió en sus notas.
"No me gusta demasiado el chocolate"
-¿Qué? Tú saliste como defectuoso, ¿te falla? - Soltó Omar con su típico humor pero luego recordó la condición de Toge... cambió su expresión sarcástica a una arrepentida y estaba a punto de disculparse.
Hasta que escuchó una carcajada de su parte, no era como la de las demás personas puesto que sonaba más ronca y baja pero Omar se quedó embobado viéndolo reír y cerrar sus ojos mientras lo hacía. Sentía una sensación en su pecho, como si lo abrazaran con demasiada fuerza haciéndole difícil respirar. Jamás lo había visto reírse así ya que siempre estaba con su semblante serio o nervioso y debía admitir... le encantaba ser la persona que lo causó, le encantó más como reía. Le dió una sensación bonita pero también asfixiante el verlo.
Iba a mencionar algo pero ambos voltearon confundidos al escuchar un jadeo bajo. La rizada miraba con boca abierta la puerta del autobús y después vio a Omar con emoción.
- No mames, mira al tipo de allá. - Dijo con un susurro exaltado y con el mentón apuntó a un tipo de cabello rosas.
Omar miró confundido para ver si se refería a ese. Era un chico algo alto y con su cabello revuelto que charlaba alegre con unos tipos, se veía desastroso, se veía pendejo. Suspiró sabiendo que su amiga sí se refería a ese, era muy su tipo.
- Es de la escuela vecina, lávate los ojos para ver si dejas de ver a puro pendejo, por favor. - Escuchó que su amiga rubia le decía.
- ¡Está muy lindo! - Omar no le diría nada, ¿qué le podría decir que Aisha no le diga ya?
-¿Quién? - Preguntó Yuta mientras miraba confundido la entrada y al ver quién le señalaba alzó las cejas y habló en un tono tranquilo - Ah, Yuuji.
-¡¿Lo conoces?! - susurró emocionada y vio que el chico asentía.
- Sí, era compañero nuestro en la secundaria.
Después se eso Yuta tuvo que responder nervioso al interrogatorio de su amiga, parecía que si no le contestaba alguna cosa lo sacaría del autobús y lo dejaría tirado por ahí. Omar solamente suspiró centrando su atención al peliblanco y sus mejillas se calentaron cuando lo pilló viéndolo con una sonrisa divertida.
"Parece emocionada"
- Ella siempre parece emocionada con cualquier wey que se ve tonto. - dijo bufando mientras volvía a comer uno de sus conejitos de chocolate. - ¿Seguro no quieres? Saben muy bien.
"Si tanto insistes"
Omar rodó los ojos y le dió uno de los conejitos, pudo reconocer la mueca en el peliblanco pero sonrió con ternura al ver que él escribía "saben muy bien", quiso decirle que era obvio que no le gustaban pero simplemente sonrió.
- ¿Verdad? Deberías tomar otro, no me los voy a terminar yo solo.
Tuvo que reprimir una carcajada al ver la expresión del peliblanco. Pasaron el tiempo con ellos teniendo pequeñas conversaciones y sonrió enternecido cuando lo miró guardar los conejitos que le daba Omar "discretamente" en su bolsillo. Le daba ternura ver que no le negaba eso solo para mantenerlo feliz.
- Vamos a bajarnos en el motel.
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Sin palabras
RomanceOmar Chan es el típico chico tierno y educado. Toge Inumaki un tipo serio y reservado de pocas palabras, ¿cómo conquistará el corazón dulce del chico de sus ojos si no puede ni hablarle?