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Omar.

-¿Con quién mensajeas? - Al escuchar eso voz burlona él baja su teléfono dejándolo en su regazo, ambas amigas lo miraban con unas sonrisas que él conocía bien.

- Con nadie, estoy roleando. - Mintió con una sonrisa, sabía que no las iba a convencer pero era mejor a escuchar sus burlas.

- Ajá, lleva media hora así. - Dijo Aisha mirando con complicidad a su amiga.

- Bueno, pues déjalo ser, el niño tiene derecho a enamorarse.

Omar rodó los ojos volviendo a mensajear con Toge mientras ignoraba a sus amigas que hacían sonidos de burla, parecían ambulancia. Hablar con el chico por mensaje se había hecho un hábito ahora, Omar hasta dejaba de lavar los trastes para contestarle.

"¿Te están molestando verdad?"
Toge<3

"Son algo chismosas"
✔️✔️

"Es lindo ver que te sonrojas :)"
Toge<3

"Me gustan los takis de aguacate"
✔️✔️

- Que horrible ligas.

Él se sobresalta cuando escucha la voz de su amiga detrás e iba a decirles algo pero escuchó esa risa que ya conocía bien y desvió la mirada hacia él. Toge lo miraba con una sonrisa divertida y ojos burlones, sintió que sus mejillas se ponían rojas y desvió la mirada de forma rápida.

Después de regañar a sus amigas Omar les pidió ir a la tienda que siempre visitaban después de la escuela, seguramente los trabajadores de ese lugar algún día los correrían de ahí... o les darían trabajo.

- Oigan... ¿les puedo contar algo y no se reirán? - Murmuró viendo las cremas que su amiga Daira miraba con atención, debía decírselo, no iba a soportar otro día sin soltarlo.

- No, ya me está dando risa desde ahora. - Miró de reojo como Aisha golpeaba en el brazo a la de cabellos rizos y ella le devolvía el golpe - No es cierto, pa, dinos.

- Nos.

- No seas pendejo.

Omar tomó aire y miró fijamente una crema, para piel seca y sensible. Después habló con voz baja, no sabía cómo comenzar pero tampoco quería quedarse con sus sentimientos jugandole mal en su mente.

- Creo que me gusta alguien.

Fue poco, pero fueron suficientes palabras que lo dejaron en un estado vulnerable. No era de esas personas que dejaban tan expuestos sus sentimientos y aunque a veces jugara con cosas así siempre se sentía nervioso de contar cosas así, se le hacía difícil. Miró a sus amigas que tenían unas sonrisas leves.

- Oh, ¿quién es? - Habló Daira con una sonrisa, pero claro, después esa sonrisa suave se volvió divertida - ¿y por qué Toge?

El peli café se quedó mudo viendo que las dos chicas lo miraban como si ya lo supieran, aunque Omar debía aceptar que era demasiado obvio. Hizo un sonido disgustado y sonrió mientras trataba de buscar palabras para expresarse.

- Mira, Daira...

- ¡Ya! Somos tus amigas, además creo que es evidente que ese chico te está sacando sonrisa todos los días mientras mensajeas con él.

- Sí, papi. Además, te regala cosas y parece lindo contigo, te trata bien y siempre está pendiente de tí ¿Cuál es el problema aquí?

Omar se quedó callado de nuevo, ¿cuál era el problema?

No había problema, él era el problema.

Y es que Omar seguía obsesionado con un diego.

(Nah, mentira)

Y es que Omar sabía que esto solo era atracción, o eso quería pensar él. No quería darle ilusiones al chico y después no darle lo que él merece, no quería seguir recibiendo esa atención bonita cuando sabía que él no podía darle lo mismo.

No podía borrarle esa bonita sonrisa y ese brillo en los ojos.

Pero tampoco quería dejar de sentir su pecho palpitar con cada regalo que recibía del peliblanco, así como también estaba necio a dejar de hablar con él y hacerlo reír con sus chistes malos. Le gustaba ver cada detalle del rostro del chico, desde los diferentes tonos de violeta en los iris de sus ojos hasta la suavidad que muestran los cabellos color nieve, le gustaba admirarlo y guardarse cada detalle para sí mismo y no tenía ni idea del porqué.

Tampoco es como si estuviera enamorado, para nada, seguramente era mera atracción física y le agradaba la atención que recibía del chico. Por eso no podía seguir hablando con él y dándole alas, bueno, si es que el chico lo veía con otros ojos.

Ese era otro punto. Omar estaba tan confundido porque no sabía cómo interpretar las acciones de Toge, no era tonto. Omar no le dejaría su dulce favorito cada mañana a alguien cualquiera, ni tampoco se la pasaría hablando seguido con alguien, tampoco sé escucharía con atención si alguien le contara sobre su video juego/anime favorito describiendo cada detalle.

Toge hacía todo eso por Omar.

Aún así Omar no estaba seguro de cómo interpretar esas acciones, o mejor dicho, estaba en negación de interpretar de esa manera las acciones de Toge.

- No lo sé. - Murmuró en voz baja con una mueca, sus pensamientos eran un lío en sus pensamientos.

- Puedes conocerlo más, puedes pasar más tiempo con él y ver cómo se dan las cosas - Habló con más seriedad Daira mientras le daba una leve sonrisa, Omar soltó lo que sería algo igual a un llanto de sufrimiento y ella sonrió con ternura - Ya, pa, mira... él se ve buen chico y tú estás confundido, así que si no estás seguro puedes tomar distancia y tratarlo normal.

Omar no quería eso, sabía que era una buena opción pero no quería eso, no podía distanciarse.

- O puedes seguir hablándole y dejar que los sentimientos se hagan más reconocibles para tí.

Aisha asintió mientras le daba un leve abrazo - Sí, Omar. Sigue hablándole y no te preocupes por lo demás, deberías darle una oportunidad.

El pelicafé se quedó en silencio pensando en lo que sus amigas le habían dicho. Quería darse una oportunidad para ser feliz con alguien y quería darle la oportunidad a Toge de entrar a su vida... pero el chico no sabía cómo, ni siquiera estaba seguro de sus sentimientos y no quería complicarse la vida y lastimar a ese chico lindo que solo había sido dulce con él en todo este tiempo.

No tenía ni idea de qué hacer.

- ¡Yo sabía, yo sabía que le gustaba! ¡lo manifesté!

Sin palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora