Capituló II.

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Al despertar lo primero qué hago es escuchar la voz de mi madre hablando por teléfono lo cuál ignoro e ingreso a ducharme al terminar me coloco el uniforme cómo es debido con unas medias negras qué me llegan justo arriba de las rodillas, bajo a desayunar y mi madre se encuentra el la sala de estar con su tableta y pareciera estresada la ignoro para dirigirme a desayunar y tomar mis cosas.

Al dar la hora para dirigirme al instituto tomó mis cosas y me dirigió a la gran puerta de nuestra mansión qué conecta con en High Garden, una mansión enorme qué conecta con más mansiones pequeñas, con piscinas y otra tipos de entrenamientos, al tomar el porte de la puerta la voz de mi madre me detiene.

—No me avergüences, ser mi hija implica muchas cosas y una de esas es no avergonzarme, ni a tú padre, el estaría decepcionado de ti si lo hicieras.—Sonríe cínicamente antes de decir aquello último.

Aquello me hace apretar los puños, papá jamás estaría decepcionado de mí el me ama cómo yo lo amo a él, ella me trata de manipular piensa mi subconsciente y la ignoro para dirigirme a la camioneta qué me espera con personal de la marina qué se hacen un saludo militar a lo cuál imito antes de subir a aquella camioneta siendo custodiada por aquello veinte hombres.

Las calles de México siempre han sido una cosa digna de admirar mamá es Latina con desendencia americana el por eso de sus ojos y mi padre es inglés, los bellos paisajes no sé hacen esperar a aparecer, al llegar me sorprendo por lo grande qué es aquella escuela, parece un castillo de la era victoriana al bajar todos lo marines se forman en fila para recibirme y hacer el típico saludo militar, a lo cuál copeo su acción, se despiden de mi de igual forma para entrar a la escuela, al llegar al salón varios rostros qué en mi vida había visto aparecen en mi campo de visión.

Al entrar un hombre peli negro de no más de treinta años parece sorprendido al verme, pero sonríe y hace un saludo militar, todos saben quien es papá, por eso lo hacen.

—Señorita Morgan, un gusto tenerla en esta clase por favor tome asiento, bien alumnos tienes cinco minutos para dejará sus cosas en sus asientos y dirigirnos al centro de la escuela.

Me dirigí casi corriendo a mi asiento junto a un chico de mi edad peli café con una linda sonrisa, al dejar mis cosas me retiré aquel abrigo qué tenía antes de llagar y dejar a relucir todas las medallas qué he conseguido a lo largo de mi corta vida, es más una obligación portarlas pero siempre será un honor hacerlo.

Al dejar todo en orden, me dirijo junto con mis compañero al centro de la escuela en el cual por lo qué escuché nos presentaran y nos explicaran más cosas acerca de la escuela, al llegar nos formamos todos en fila y aquellos soldados qué custodian mi seguridad me dan un saludo militar antes de retirarse.

—Bien, preséntense, nombre, apellido, estatus, etc.

Entro en un debate acerca de su debí ser la primera o no después de todo lo tengo qué hacer, levanto mi mano al mismo tiempo de aquel chico castaño qué se gira a mírame sonriendo y yo solo fruncí mi entrecejo.

¿Por qué me sonríe si ni siquiera lo conozco?.

—La damas primero.—Me da una sonrisa y me da la palabra.

Camino con seguridad y elegancia, tal y cómo me enseño mi madre.

—Mi nombre es ___ Morgan Martínez, hija única del Ministro Morgan y de la primera Dama, a mis diecisiete años soy políglota, francotiradora, criminóloga, rescatista y única heredera al puesto de mi padre, soy trilingüe y tengo más medallas de las cuáles pueden contar.—Hablo con firmeza y sin tartamudear.

Muchos me miran sorprendidos al saber de quién soy hija y no los culpo papá ha sido de temer en toda su vida.

Juegos de seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora