Juegos de seducción.

Capitulo V.

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El día de hoy era sábado y mi itinerario estaba más qué apretado, pero lo valía papá llegaría hoy de su misión en Moscú, de verdad lo he extrañado tanto.

Me levante para darme una ducha y ponerme un conjunto deportivo, me dirigí directo al gimnasio de la mansión para comenzar mi rutina, al poco tiempo de terminar tenía que dirigirme a natación al terminar esta rápidamente salí de las albercas para dirigirme al entrenamiento militar qué tenía peor por alguna extraña razón se canceló, no le di importancia y me dirigí de nuevo a las albercas amaba ese lugar, en las bocinas del lugar sonaba Queencard de Gi-dle.

Al terminar de nadar me queden en la orilla de la alberca pensando solo mirando un punto fijo hasta qué unos zapatos negros elegantes se posaron frente a mi y supe de inmediato de quién se trataba así qué salí del agua corriendo y mi padre sin importarle qué estuviera mojada me atrajo a sus brazos dándome un gran abrazo y un beso en mi cabeza.

—Te extrañe mucho lora.
Reí ante su apodo, me llama así desde qué tengo memoria por el motivo qué hablo y hablo.

—Te extrañe mucho pa, han pasado muchas cosas qué necesito contarte.

El me separo lentamente dándome su saco para cubrirme.

—¿Y qué estamos esperando pequeña lora?—Dijo comenzando a caminar hacia la mansión y yo lo seguía pero de un momento a otro se detuvo frente al jardín principal.

—Lora, lamentablemente no pude conseguir rosas negras preciosa y sé cuánto te gustan pero te prometo qué las conseguiré, pero te tengo un obsequio.

De su traje sacó una pequeña caja de terciopelo negra y la abrió dando paso a un bello anillo con pequeños diamantes y al centro un gran rubí con una pequeña corona arriba de este y me lo entrego.

—Sabes lo importante qué eres para mi preciosa, eres mi única hija y no sabes todo lo qué haría por ti, te daría el mundo si me lo pidieras muñequita.

Yo sonreí ante sus palabras para colocarme aquel anillo y abrazarlo tal vez mamá no me quiera, pero papá siempre será mi héroe y eso jamás cambiará.

Continuamos caminado  para adentrarnos a la mansión dándonos cuenta qué mamá no estaba en esta, papá dijo qué saldríamos a cenar así qué acepte feliz y subía para tomar una ducha y usar un conjunto de Chanel, para la ocasión y unas zapatillas del mismo, rápidamente tome mi cartera y baje, papá me estaba esperando en las escaleras de la mansión y me tendió la mano.

—Eres la flor más bella mi Lora —Halago y le sonreí.

Al llegar las escoltas saludaron al Coronel cómo es de costumbre y a mi dando un saludo militar él cuál imite adentrándome al porche negro último modelo y papá subió al piloto.

—Dime mi Lora, ¿hiciste algún amigo?—Pregunto sonriente para seguir manejado hacia algún restaurante.

—No, de hecho hice mi primer enemigo—El rio antes esto antes de negar con la cabeza y estacionarse en un restaurante, odiaba los restaurantes caros algo qué el sabía y agradecía el echo ya qué a él tampoco le agradan estos lugares.

—Oh mi lora, tengo una idea de quién es, no seas dura contigo, tú siempre serás mi niña y mi número uno, no tomes enserio lo qué mamá dice preciosa has amigos, toma una vida diferente, haz lo qué tú creas correcto y hazlo, tomes la decisión qué tomes papá estará para apoyarte.—Yo le sonreí antes de darle un abrazo y salir del auto para encaminarnos a tener una cena tranquila.

Yo amo a papá, más de lo qué puedo imaginar y sé qué el me ama de la misma forma el es mi todo y solo quiero qué esté orgullo de mi.