Textos

46

Pienso que mi vida es mala, pero no tan mala como antes, aunque cuando pienso en mi pasado me siento menos ahorcado que en mi día actual.

Aún teniendo la sensación de que por más fácil que se vea el pasado el haberme quedado ahí sólo me hubiera llevado a la muerte por desesperación.

Porque quizá, o no, no deseo morir, sino descansar, cerrar los ojos y no sentir una profunda agonía comerme a mordidas grandes, que apenas me recueste donde mi cuerpo logre caer no sienta la sensación de ahogamiento acompañado del vacío en el estómago, que ya no sé si asociar a la poca cantidad de agua que tomo o lo poco que suelo alimentarme.

Sé que hay cosas que no puedo controlar como quisiera, que eso me llena de una insatisfacción y egoísmo descomunal como de paz y miedo, porque claramente no quiero poner en manos de un inexperto mi vida, pero solo así se hace.

La gente elogia lo que hago, como lo hago, como suena y como se piensa o imagina, sin embargo lo anteriormente mencionado no me deja disfrutar de una buena chupada de genitales. Porque si bien no es miedo lo que siento, mucho menos una inseguridad, tiendo a pensar mucho tiempo frente al espejo de que puede servirme escribir.

porque nadie se tomará el tiempo de siquiera conocerme, el mundo es grande, mucho más de lo que quisiera, alguien tendrá la oportunidad de tener su nombre en cualquier objeto que desee aún cuando la necesidad de que esté ahí no vendrá desde el corazón. Podría hablar del alma, pero al morir, y el cuerpo se enfríe solo serán 21 gramos de algo que se perderá en alguna parte del plano terrenal actual, 21 gramos de algo que nos ató a hacer y no hacer las cosas.

La vida se amarga y se endulza cuando debe, sin aviso ni previsto, solo pasa, harta, ay pero como harta, estresa en demensia, pero como nos gusta, a veces surge en mi la pregunta "¿Qué hubiera pasado?"

Que hubiera pasado si no vomitaba, si no despertaba, si no lo hacía... ¿Qué hubiera pasado? Mi novio, mi familia, mi familia, mi vida... ¿Qué hubiera sido de ese conjunto de cosas?

El suicidio no es cosa fácil, se cree que es el caso pero duele en lo más profundo del corazón preguntarte también "¿Qué tanto paso para recurrir a esto? ¿Qué me hicieron? ¿Qué me hice?"

Se huye del dolor por reacción obvia, como lo harías si pones la mano en fuego, sientes el ardor de la llama. Te apartas rápidamente porque duele, si te quedas es por tu propia decisión, hay casos complejos de este ejemplo, porque claro que no todos estamos mentalmente preparados para apartarnos de aquel dolor inminente, es como si no se sintiera al momento, ni momentos más tarde, ni momentos mucho más tarde, hasta que aún sin sentirlo te alejas trás el sentimiento de que no se siente correcto y notas que aún completamente indoloro, dejó una marca enorme ante tu tacto.