Capítulo 4

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KAI


—¿Cuándo vas a parar con esta estupidez?

—No es ninguna estupidez.

—¡Claro que lo es! —exclamó con enojo mientras acomodaba su corbata— ¿Qué diremos si los medios se enteran?

—Claro, los medios —me detuve por un momento—. Es lo único que te importa, ¿No?

Su respuesta me había enojado aún más, el hecho de que no se preocupara por mí, su hijo, sino por los malditos medios. Siempre había sido así, no me sorprendía pero igual lograba decepcionarme.

—Pues sí —replicó con fastidio—. Si se enteran que vives en este lugar, ¿Qué dirán de mí y de la empresa? ¡Incluso de tu madre! Tenemos una imagen que cuidar, Kai, y tú solo haces estos berrinches —suspiró.

Simplemente asentí. Lo que decía era algo a lo que ya estaba acostumbrado. Para mi padre su imagen lo era todo, y bueno, puedo entenderlo hasta cierto punto, su reputación era vital para la empresa. Aun así, me enojaba el hecho de que eso fuera más importante que yo, su hijo.

Agarré mi bolso y salí del auto sin decir una palabra. Por su parte, mi padre no me siguió, sabía cómo era, no se permitiría hacer un escándalo aquí. El lujoso auto no tardó en arrancar. Para su suerte, la residencia parecía haber desaparecido a todas las personas del lugar. Qué conveniente.

Nuestra conversación se repetía constantemente en mi cabeza, tanto que sentía que estaba siendo obligado a escuchar un desagradable podcast. Aún podía ver su semblante apático y su voz notablemente irritada.

Nunca había satisfecho a mis padres. Cuando era más pequeño asumí que se debía a sus vidas; desde mi punto de vista eran impresionantes, yo quería ser como ellos alguna vez. Pero ahora que ya había crecido me daba cuenta que no eran lo que aparentaban y que simplemente eran unos falsos, ¿Eso me hacía también uno? Sacudí mi cabeza en un intento de espantar esos pensamientos y me fui a la universidad, mi primera clase ya estaba a punto de empezar e iba un poco tarde.

Una vez en el lugar, caminé directamente al salón para mi primera clase, cálculo. No hay mucho que agregar, simplemente fueron un montón de números, cosa que me gustó. Luego de la clase tenía espacio libre así que fui a la cafetería por un café.

—Sin azúcar por favor —dije mientras le entregaba el dinero a la mujer.

—No sé cómo puedes tomar esa porquería sin azúcar —dijo alguien a mis espaldas.

—Hola, Eric —agarré mi café y me senté en la mesa más cercana. Eric solo me siguió—. No te vi en la primera clase.

—Por favor, ¿Cálculo a la primera hora? ¡Una mierda! —dijo golpeando un poco la mesa— No debí poner tu horario —solo me encogí de hombros.

Eric era bastante flojo en la universidad, realmente no sabía cómo es que pasaba las materias si rara vez entraba a las clases. Y aun así, el que había perdido una materia había sido yo. Ridículo.

—¿Estás libre esta tarde? —preguntó— Los chicos van a traer a algunas amigas y podemos beber un poco.

—Te dije que no puedo salir por las tardes —dije algo fastidiado. A pesar de que ya le había explicado la situación él solo seguía y seguía hablando de las mismas estupideces.

—¡Por favor, Kai! No entiendo por qué haces esto, ¿Trabajar en una cafetería? Qué estúpido.

—Como digas —dije mientras tomaba mis cosas y me paraba de la mesa—. Ya sabes mi respuesta.

His LipsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora