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Ara estaba completamente devastada y se sentía cada vez más terrible que antes. Su vida se veía arruinada, de ahora en adelante todo sería distinto.
Hace unos meses ella fue a vivir a Corea del Sur, específicamente en Seúl, la gran ciudad de los idols, ¿la razón? Thirtheen, su grupo favorito de k-pop. Estuvo ahorrando por casi un año, trabajó en distinto lugares, a pesar de estar estudiando en la universidad, buscó tiempos para vender algunas de sus pertenencias, trabajó de mesera, repartidora, cocinera, niñera... hasta que logró conseguir dinero para el gran concierto de su grupo tan querido. Ese mismo día se informó en la mañana que habría una gran tormenta, probablemente no afectaría a otras zonas, pero justo fue en Seúl. A pesar de todo decidió ir, llevó paraguas, impermeable, bolsas de plástico y aún así este se canceló luego de la segunda canción, lo peor para ella fue la pérdida de su dinero sin alguna explicación y el no poder ver a su favorito, Jano.
Lloró y lloró, aunque aún no renunciaba a la cafetería que con tanto cariño estuvo trabajando desde la semana en la que llegó a Corea.
Mingyu, su compañero solo la miró mientras limpiaba el mostrador, hacía tiempo que no llegaban clientes nuevos, la gran mayoría iba a ver a Mingyu cuando él tenía turnos (para variar).
Ara lloriqueó sobre una de las mesas, se suponía que debía estar limpiando, pero no podía soportar el dolor que llevaba.
"Calma" Él habló un poco preocupado, extendió uno de sus brazos y movió a Ara para limpiar la mesa llena de lágrimas. Ella sollozó, limpiándose con el paño que tenía en la mano (con limpiador).
"No puedo..." Ella grita aún llorando, lo miró y él simplemente la ignoró. Al hacer esto ella no pudo evitar llorar aún más fuerte, peto antes de que se diera cuenta él la estaba abrazando.
¿Cómo alguien tan fuerte podía abrazar tan suave? Él iba al gimnasio, corría, trotaba, levantaba pesas, movía las sillas, hacía de todo. En cambio ella... lo intentaba, intentaba desafiar más de lo que podía lograr hacer, mayormente quedando en rídiculo en frente de Mingyu.
"Voy a demandarlos" Él habló.
Ara se negó, le dolía aún más pensar en que Jano se fuera tras las rejas, ¡imposible e inaceptable! ¡Él era tan joven! ¡Tan guapo!Pero no tanto como Mingyu. Pensó.
¿Le gustaba? ¿Se gustaban? Imposible. ¿No le gusta la jefa? ¿Las clientas? ¿Las que se ponen tinta de labios cara al frente suyo? ¿Las que piden el café con galletas de dieta sin azúcar y glúten?
Desde esa noche no pudo dormir, menos que antes. Solía despertarse en la madrugada por pesadillas sobre el concierto, pero se iba camino a la tienda de conveniencia. Ahí trabajaba Seungcheol, un chico que conoció gracias a sus noches de insomnio.
Algunas veces bebían juntos soju a escondidas de su jefe.
Entró y directamente fue por alcohol, su favorito era el soju sabor frutal.
Saludó a su amigo cordialmente y este le ofreció ramen, pero ella se negó (una sola vez).
Ara puso una silla a su lado en el mostrador, estaba peor que nunca. Bolsas bajo sus ojos, su cabello desordenado, lentes sucios, calcetines y sandalias... pero comiendo ramen picante con queso (vegetariano).
"¿Te devolvieron el dinero?" Preguntó amablemente él.
Ella negó con la cabeza mientras mantenía su mirada fija en los fideos.
Siempre se había preguntado si su amigo Seungcheol tenía algo que ver, ya que siempre decía cosas sobre el grupo mucho antes de que lo anunciaran oficialmente. "Hablaré con el encargado y con Jano, él es mi primo"
Ara flipó. Los palillos se quedaron pegados a su boca, dejó de funcionar por completo. ¿Acaso esto era una broma? No lo creo. Siempre habla de esto.
"No bromees con algo así" Ella volvió a hablar, torpemente se limpió la boca con la manga de su suéter, pero en un microsegundo, él, Seungcheol extendió su mano a la comisura de sus labios y limpió su boca con su pulgar.
¿Le gusta él también? ¡Qué coqueta! "Gracias" Murmuró Ara.
De repente, Mingyu apareció, llegó corriendo en busca de Ara.
"Déjala, yo arreglaré sus problemas, ese no es tu asunto" Él dice un poco enojado.
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