Incomodidad

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Los sábados eran y serán uno de los pocos días de la semana en los que la gente la mayoría no trabaja ni estudia, pudiendo ser de relajación o para entretenimiento con amigos.

Yo soy una mezcla entre esos dos, porque depende de cómo tenga la batería social, quedo afuera o no para hacer algún plan entretenido.

Y mi sábado en estos momentos iba bien, tranquilo para ser verdad, no habiendo hecho demasiado en la mañana porque me desperté casi a mediodía, causa de haberme quedado despierto hasta la madrugada en TikTok.

Ahora me encontraba colocando en las correas de los cachorros las cuerdas para salir a dar un paseo y que hicieran sus necesidades. Una vez enganchadas, tomé en mis manos las tres y abrí la puerta.

— En un rato vuelvo.

Comenté a mi padre, siendo el único de mis progenitores que se encontraba en casa al tener vacaciones en el trabajo que empezaban hoy.

— Está bien, ten cuidado.

Me dijo desde la mesa del comedor, bebiendo de un café bien cargado cómo a él le gustan mientras leía un libro.

Fui a la calle, estando alrededor de veinticinco minutos por las cercanías hasta que los cachorros hicieron sus cosas para después regresar, no habiendo nada que destacar durante la caminata.

Estando en el departamento, solté y quité las cuerdas y les dejé estar a los pequeños a su rollo, a su vez yo entré a mi habitación.

En la tarde no sucedió nada inusual, siendo normal y algo aburrida para mi gusto, eso hasta que recibí una llamada que me emocionó mucho de mi persona favorita.

Hola, bonito. ¿Qué tal llevas el día?

— Bien, pero ahora mejor ya que has llamado.

Me alegro, y supongo que no tendrás planeado nada, ¿verdad?

— Nop, ¿por qué?

Quiero invitarte a cenar a mi casa luego, ¿te apetece?

¿Por qué no me apetecería? Estaría junto a él, y eso era lo que más me ponía feliz de todo.

— Claro que sí, cualquier cosa a tu lado me encanta.

Perfecto, te mando ahora la dirección. Sobre las ocho está bien para que vengas.

— Vale, estaré más o menos en esa hora entonces.

Sí, y no te olvides de ponerte guapo, bueno espera, que ya lo eres.

Qué piropo tan a lo gratis de su parte. Le podía escuchar reír en la otra línea mientras mis orejas se ponían rojas.

— Hyung, esas cosas me hacen tímido.

Perdón, perdón. Ojalá verte por un agujero, tienes que estar adorable.

Le escuché suspirar suave, seguramente también estaría sonriendo como yo.

Bueno, a la noche te veo, precioso.

— Lo mismo te digo, Innie.

Y así la llamada fue cortada, dejándome con una sonrisa boba de enamorado.

Si estaba así no siendo una relación oficial, ni me quería imaginar estando en una con él, pero no todo es color de rosa en el noviazgo.

Autoescuela #JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora