Epílogo

174 28 19
                                    


4 años más tarde...

Lugar decorado ✅️

Comida seleccionada ✅️

Invitados recibidos ✅️

...

Iba a apuntar el tick en el resto de las cosas escritas en la lista, pero de la nada se abrió la puerta de la habitación de par en par, dejándome visualizar a mi mejor amigo bastante apurado.

— ¡SeungMin! Hay un problema, y es que la fotógrafa no puede venir. Me ha llamado de último minuto, avisando que no podría porque un familiar ha fallecido de imprevisto. ¿Ahora quién hará las fotos? No conozco a nadie que las haga de forma profesional.

Se le podía notar angustiado ante la repentina noticia, y realmente era algo importante que se tenía que solucionar cuanto antes.

— Yo tampoco conozco... ¡Espera, sí sé de alguien!

Saqué el móvil rápidamente, marcando un número de una persona que nos hizo a JeongIn y a mí unas fotografías hace ya tiempo, con la cual congeniamos e intercambiamos contacto.

— Hola, buenas tardes, ¿estoy hablando con Kim GyuVin? Soy Kim SeungMin, uno de los chicos a los que le hicistes fotos en la explanada de tulipanes.

Di gracias a dios a que me reconociera, pudiendo conversar con él sobre lo sucedido y que si me pudiera hacer ese favor de venir para fotografíar.

Colgué la llamada tras confirmar su presencia en el sitio que le mencioné y agradecerle miles de veces.

— Ya lo tenemos resuelto.

Solté aire mientras sonreía de alivio, una cosa menos.

— Qué bien, creía que ya no habría recuerdos de este día. Bueno, voy a seguir afuera.

A la vez que ChangBin salía, entraba mi madre, quien tenía una sonrisa resplandeciente al igual que su aspecto acercándose a mí. 

Su vestido floral en colores no muy fuertes, le hacía parecer más jovial y energética.

— Mi niño, no estés nervioso, todo va a salir maravilloso tal cual lo planeado, ¿si?

Sus manos recorrieron gran parte de mis brazos y hombros, intentando relajarme de esa forma aunque fuese un poco.

— Es inevitable el nerviosismo, mamá. Puedo tener menos o más dependiendo de las situaciones, pero no se va a ir deprisa.

— Venga, que estás precioso. A pesar de que pasen los años, siempre vas a ser siempre mi chiquitín mimado. 

Sus palabras me hicieron sonreír, y más cuando ella se puso de puntillas aunque tuviera tacones para besar mi mejilla.

Pensando en la ausencia de alguien en la pequeña habitación, como si fuera un truco de magia, apareció con su fuerte porte llamando la atención medio gritando. 

— Aquí está por quien estabais llorando.

Mis ojos se pusieron en blanco por lo que dijo orgulloso, observando al rato el traje azul marino que vestía para esta ocasión formal.

Autoescuela #JeongMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora