Entre Puerta Y Puerta [Fanfic Nick Birch/ Andrew Glouberman]

4. Cuestión de tiempo

Por fin sucedería.

Marty y Barbara Glouberman irían de visita con la familia un día después de Navidad. Obviamente, Andrew no estaba invitado (todavía resentían lo que había pasado en el funeral del abuelo) pero sus papás creyeron que ya era suficientemente grande para quedarse solo en casa, sin hacer una fiesta.

Claro que no haría una fiesta, no señor. Pero Nick se quedaría a dormir, intercambiarán regalos y, tal vez con un poco de suerte, tengan por fin esa gran penetración anal que Andrew viene soñando desde la primera vez que se besaron.

— ¿Querrás decir desde la primera vez que viste sus labios y pensaste que eran demasiado apetecibles? — Maury miró en su dirección. Andrew estaba depilando su ano con ayuda de un espejo y un celular.

Ya se había rasgado un poco, pero sobrevivirá.

— Cállate Mau- oh, mierda — el timbre sonando repetidas veces en el piso de abajo detuvo el movimiento —, ¡ya llegó Nick!

Vio a través del espejo que aún le quedaba una cuarta parte que cortar, pero tampoco quería hacer esperar a Nick; no tuvo más remedio que dejar en pausa la depilación y correr al piso de abajo, poniéndose la ropa a las prisas.

Su bóxer quedó olvidado en el piso del baño.

...

Estaban pasando un rato agradable: Nick le había regalado un peluche de un pito personalizado parecido a Andrew. Era el regalo perfecto y no veía la hora de poder presumir frente a todo el mundo el maravilloso regalo que su novio le regaló en navidad.

Andrew le había comprado un marco digital de fotos, llenas de imágenes de ellos desde chiquitos hasta la actualidad, incluso un par donde salían abrazados y besándose; esas imágenes pusieron duro a Nick, pero se rehúsaba a demostrarlo porque le daba vergüenza.

Entonces habían empezado a jugar video juegos desde el piso, con Nick apoyado contra los piernas del sillón y Andrew acostado en su regazo, cada quien con su control y dándose besos cada vez que alguno perdía o ganaba.

— Mi mamá nos dejó cena en el horno, ¿te sirvo un poco Nick? — Andrew se levantó de su lugar y camino hacia la cocina. Su novio-a-hurtadillas lo siguió, abrazándolo por detrás cuando se encontraba abriendo los sártenes sobre la encimera.

— Claro que me sirves, cariño — Nick usó toda la estatura que tenía para alcanzar a meter su cara en el hueco entre el hombro y el cuello: así podía oler con más facilidad a su novio —. Pero no tengo hambre de cocina real, ¿sabes?

— ¿Ah, no? — Andrew echó la cabeza hacia atrás, en un intento fallido de encontrar su labios una vez más —, ¿de qué tienes hambre, entonces?

Conocía la respuesta, aunque no evitó que se pusiera más duro dentro de sus pantalones.

Nick, ajeno a como torturaba de placer a Andrew, alcanzó de puntillas la oreja de Andrew y lo mordió un poco para susurrarle al oído, con esa voz grave que salía durante sus sesiones para frotarse, algo que le puso la carne de gallina.

— Mierda Andrew, tengo hambre de ti, ahora mismo.

...

Eran inteligentes como para no hacerlo en la cocina (aunque persistía la fantasía sexual) así que habían corrido escaleras arriba, hacia el cuarto de Andrew. Nick empujó a su novio fuertemente contra la cama, sólo para posicionarse en medio de sus piernas y empezar a besarlo con ferocidad.

Su pequeño cuerpo se frotaba contra la entrepierna de Andrew cada tanto, provocando intensos suspiros de ambos. Nick sentía como su erección crecía cada momento y Andrew estaba pensando en la mortalidad del cangrejo para no correrse.