• Nuevos dueños •

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-¡Me prometiste algo!-grito desesperada, sintiendo mi garganta arder tras hacerlo-

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-¡Me prometiste algo!-grito desesperada, sintiendo mi garganta arder tras hacerlo-. ¡¿Cómo pudiste romper tu promesa?!

-¿Qué querías que hiciera, Jules?-Kiril esquiva las cosas que le lanzo, a la vez que intenta dar pasos hacia mí en busca de darle fin a mi histeria-. Víktor y Maxim son muy peligrosos, no podía poner en riesgo mi trabajo, hice mucho esfuerzo para crear este imperio; deberías saberlo y entenderme.

-¿Crees que este es tu imperio?-río sin gracia, mirando como sus labios se tuercen-. La mitad de estas personas vienen por mí, yo fui quien hizo que esta pocilga sea lo que es hoy. Sin mí, volverás hacer el mismo idiota. Un maldito pobre bastardo sin padres...

-¡Cierra la puta boca!-grita a la vez que siento mi mejilla arder y caigo al suelo por su bofetada-. Solo eres una prostituta más, no te necesito. ¡No eres nadie sin mí!-me toma del cabello con fuerza, haciéndome verle la cara mientras me recuerdo bajo su agarre-. Debí dejarte en Rumania para que alguien más te hiciera su puto juguete sexual, como hizo tu padre contigo. Maldita malagradecida de mierda...

-¡Cierra la puta boca!-grito con todas mis fuerzas, tomando la lámpara que, anteriormente, le había lanzado y terminó en el suelo.

Golpeo el costado de su cabeza, junto al ojo izquierdo, con todo mi enojo y dolor al recordar esas palabras. Su cráneo hace un ruido sordo, al igual que su cuerpo cuando cae rendido a mi lado.

La sangre no tarda en aparecer, manchando mi alfombra blanca y mi vestido, el cual se tiñe en segundos.

Todo acaba de forma repentina. Hay silencio que se corta por momentos por el sonido de la música electrónica.

Quedo en el suelo y junto a mí su cadáver, el cuerpo me tiembla, las lágrimas no tardan en bajar por las mejillas.

Lloro en silencio mirando mis piernas salpicadas por su caliente sangre. No intento acercarme, ni ver si sigue respirando, porque desde mi lugar puedo apreciar como le abrí su cabeza; dando un espectáculo de sangre y sesos.

La bilis sube y baja al notar como pedazos de su piel están pegados al vidrio roto de la lámpara, pese a esto, no logro soltarla.

La puerta se abre enseguida, los hermanos entran primero, luego le sigue un grupo de los suyos armados hasta los dientes.

-¿Qué carajos pasó?-pronuncia el hombre Víktor al entrar, frunciendo el ceño al ver la escena.

-Yo no... quise hacerlo...-la saliva no me deja hablar, o tal vez son las múltiples lágrimas.
Maxim se mueve primero, viendo por mí, quitando la lámpara de mis manos y ayudando a levantarme con cuidado.

-¿Te hizo algo?-pregunta Maxim, acariciando mi mejilla.

No le respondo, pero la mueca por el dolor de su tacto lo dice todo.

-Vamos-demanda Víktor, dándome una pasada de pies a cabeza, su rostro no me dice nada-. No necesitas nada de este mierdero, te compraremos cosas nuevas.

Obedéceme, Jules | LIBRO #1 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora