PRÓLOGO (III)

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Izan Romero... O como todos me dicen "El falopero"...
Ese soy yo. Si bien es verdad que me drogo desde chiquito, porque ese apodo?
























Bien... También esa verdad no siempre fue así. Como todo nene yo nací en una familia, una mamá amorosa y un papá ausente... Las únicas veces que lo conocí me golpeo diciéndome que no servia para nada, no se si para un nene de 4 años fuera bueno escuchar esas palabras. Un día al despertarme por los gritos (o gemidos) de mi mamá (estando con cualquier hombre en su cama) encontré mi salvación arriba de la mesada de la cocina : Falopa
Esa cosa que en mi despertó una nueva adicción. De vez en cuando salía a la calle y me encontraba bolsas de falopa sin terminar, las agarraba y me iba a sitios escondidos para aspirarla. No muy poco después de haber descubierto esa salvación mi mamá se suicido.
Fue algo duro para mi... Pues era mi única familia, cuando descubrí el cuerpo sin vida de mi mamá un pequeño instinto de supervivencia hizo que agarra toda mi ropa e ir con mi vecina, a lo que ella llamó a la policía. Poco después me llevaron a un orfanato del cuál a los 5 años cumplidos me escape, en ese lugar no había de esa cosa que tanto me gustaba. 













Fui a vivir en una casa abandonada, que al poco tiempo de entrar me encontré con quién sería mi nuevo hermano "Mateo Astur" o mejor dicho Mateo Romero, cuando lo encontré el tan solo tenía 2 años de vida... Imagínate estar 2 años con tu hijo y después abandonarlo porque sí. Al poco tiempo de empezar a vivir en la calle conseguí un trabajo en un pequeño negocio, a los dueños de ese lugar ni siquiera les importaba mi edad, solo necesitaban un empleado y listo. Llevaba 10 meses trabajando ahí y por fin había recolectado algo de dinero (alguno robado) para poder alquilar un piso. Si, suena estúpido que un nene de 5 años haya logrado conseguir alguien de 30 años no.
























Ya había pasado 1 año desde que me había escapado de ese orfanato y haya encontrado a Mate (en si era mi cumpleaños), si bien yo no iba a estudiar quería que Mateo si. El merecía mejor vida que la mía, así que consiguió convencer a los dueños del lugar donde trabajaba que si podían pagarle una plaza en una escuela a mi hermano menor. A la noche, después de que Mateo se duerma, me deseé feliz cumpleaños para después soplar una vela la cuál iluminaba toda la habitación. Después de eso agarre unas pastillas (no sabía que eran) y me dormí por 1 día entero.

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⏰ Última actualización: Mar 17 ⏰

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𝗙𝗔𝗟𝗢𝗣𝗘𝗥𝗢 ─ Danilo SánchezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora