Sin salida

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Los días eran siempre iguales para ella.

Acabar su reposo con la energía a tope, esperar a que el humano a cargo de ella pasara a buscarla acompañado de un centinela y luego marcharse a la sala de pruebas.

Pruebas donde la lastimaban, la obligaban a usar ese poder que le instalaron en su sistema, la hacían llegar a sus límites sin importarles lo que ocurriera.

Sin importar lo mucho que sufriera.

Sin importar lo mucho que rogara.

Sin importar lo mucho que llorara.

Para ellos no era más que una simple dron.

Una máquina que podían desechar.

Un objeto, no un individuo.

Un simple número: "017"

Pero las cosas comenzaron a cambiar cuando conoció a otras dos drones como ella.

Nori, la número "002", y Yeva, la número "048".

Cada par de semanas, los humanos a cargo de cada uno de los grupos de drones se reunían para compartir sus descubrimientos.

Los grupos también se reunían en una gran sala, con guardias humanos y centinelas presentes para evitar cualquier altercado.

Fue allí donde las conoció.

"002" era bastante excéntrica, pero eso era lo que la volvía bastante carismática a su modo.

"048" era más relajada, pero su actitud medianamente maternal le traía paz a su corazón.

Con ambas ella se sentía más cómoda que con cualquier otro dron, incluso los de su mismo grupo.

Aunque ellos bien podrían ser completos desconocidos, dado que siempre los tenían atrapados en cubículos individuales.

Ellas fueron las primeras a las que pudo considerar "amigas".

Pero en una ocasión, un par de encuentros después notó algo, o más bien alguien, a la distancia.

Era un humano escondido tras unos arbustos artificiales, y pareció tomarse una fotografía a sí mismo con una cámara.

Cuando "048" notó que ella miraba algo, se volteó para ver de qué se trataba.

Y el ver al humano al parecer la molestó, al punto que activó ese poder que les instalaron.

Lo que siguió fue una extraña persecución, donde el humano se disculpaba mientras corría y la dron le gritaba que dejara de ser "helicóptero" con ella.

Tras que la ojirroja terminara con el humano, él se abrazó sus rodillas mientras "002" y "048" se tomaban una foto con su propia cámara.

Sintiéndose mal por él, ella se acercó para intentar consolarlo.

Le había parecido un humano diferente, pues cuando los guardias y centinelas estaban por intervenir él los detuvo.

Fue por eso que, con timidez, le dio unas palmaditas en la espalda.

– tú eres Alice ¿verdad? – le habló cuando volteó a verla, no se veía tan afectado como antes – Yeva me ha contado sobre ti, es un placer conocerte – le sonrió.

Fue ahí que ella supo que ese humano era diferente.

Esa gentil sonrisa, era como ninguna otra que había visto antes.

El campeón del pueblo, el campeón de CopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora