Capítulo 9

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Se le ensancharon las fosas nasales.

—¡Ese acuerdo prematrimonial es ridículo y ambos lo sabemos!

Él se levantó de la silla y arrojó la servilleta sobre la mesa.

—Para ti, quizás, pero no para mí. —Gun se apretó las sienes, el ánimo de lucha se había apagado.

—¿A dónde vas? —preguntó débilmente. Sus labios se apretaron juntos— ¡Y no quiero volver a oír que hacerte una pregunta, rompe una de tus estúpidas cláusulas!

—Voy a traerte algo de comer —dijo con paciencia exagerada—. No puedes comer pescado ni quieres que Tom entre aquí, así que tendré que traerte la cena yo mismo.

—Oh —Contra eso no podía replicar nada malicioso.

Fiel a su palabra, le trajo una fuente llena de fruta, verdura, quesos y un buen trozo de tarta de chocolate. Era imposible que él solo pudiese comerse todo eso.

Pasaron el resto de la comida en silencio, ensimismado cada uno en sus pensamientos. Cuando acabaron, Off lo escoltó a su dormitorio en el tercer piso usando una entrada trasera para que nadie lo viese desnudo.

Después de cerrar la puerta a su espalda lo estrechó entre sus brazos y lo besó apasionadamente. Sus manos acariciaron su pecho, su trasero, su miembro, todo su cuerpo, y sus labios le devoraron la boca. Cuando levantó la cabeza y se apartó, él jadeaba sin aliento.

—Hasta mañana —murmuró, posando posesivamente la mano en su pecho. Rozó uno de sus pezones con la yema de los dedos—. Te estoy dando un poco más de tiempo para que te acostumbres a la idea de ser mío, así que te sugiero que lo uses sabiamente. —Sus ojos descendieron desde su cara hasta su pene y retrocedieron de nuevo—. No soy un hombre demasiado paciente.

Gun asintió, tímidamente, mientras una especie de depravada desilusión lo invadía. Miró como Off atravesaba la puerta doble del dormitorio; una parte de él se alegraba de que se fuese pero otra parte deseaba que volviera. Se hundió en la lujosa cama y un suspiro se escapó de sus labios. Deslizándose entre las sábanas, alcanzó la lámpara de la cabecera y la apagó, luego se acurrucó sintiéndose solo en el inmenso lecho.

¿Por qué se había casado Off con él? se preguntó por enésima vez. ¿Qué quería de él? Siempre estaba hablando de posesión y de estrictas cláusulas matrimoniales, pero hasta el momento había sido delicado con él, incluso comprensivo. Era como si quisiera realmente que se acostumbrase a él.

Gun se dio la vuelta y se apoyó en un costado, diciéndose que sería mejor que durmiese un poco e intentara olvidarse de su enigmático marido. El amanecer llegaría enseguida y traería respuestas prometedoras.

»Off siempre había sabido que, con el tiempo, Gun acabaría viendo las cosas a su manera. Y había tenido razón. El hijo de Leo Atthaphan era todo lo que el viejo bastardo había pregonado que sería e incluso más. Durante todos estos años había sido la roca que había mantenido unida a la familia del corrupto patriarca. Era el cerebro de la compañía y había conseguido desviar tres de las anteriores tentativas de Off de asumir el control de ATP Chemicals.

Pero al final, su victoria había sido inevitable.

Off se había mostrado paciente en todas las anteriores ocasiones en que Gun había conseguido frustrarlo. Él sabía que Leo había malgastado los activos de la compañía antes de su muerte, y eso significaba que no era mucho lo que el pequeño Gun podría hacer para salvarla.

Una vez más había tenido razón. Por fin los pecados de Leo Atthaphan habían completado el círculo. Y Off Jumpol recibiría la herencia que los labios mentirosos de Leo le habían prometido tiempo atrás.

Peccati - OffGunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora