Gun sabe perfectamente que Off querrá vengarse de su familia... y lo hace, de una manera que Gun, nunca habría podido imaginarse ni en sus sueños más salvajes y perversos.
—Es tan guapo —exhaló Gun, y apretó contra su pecho un plato de plástico con un pedazo enorme de tarta de chocolate cubierto de espeso glaseado. Se mordió el labio cuando observó a Off Jumpol anotar un último punto de voleibol, consiguiendo así la victoria para su equipo en el picnic de ATP Chemicals—. Tan guapo.
Se escuchó la ovación del público mientras Gun estudiaba soñadoramente las facciones de Off. Su cuerpo musculoso y atlético. Su cara cincelada y su magnífico pelo oscuro. Su...
Sonrió.
Habían hecho el amor hacía menos de tres horas.
No debería estar pensado ya en eso. Pero a pesar de haber pasado cinco años desde que se casaron, Off sigue siendo el hombre más guapo. A sus cuarenta años, era incluso mucho más guapo y varonil que a los veintitrés cuando lo conoció.
—¡Lo has hecho! —Gorjeó una voz femenina y una maravillosa damita se le lanzó a los brazos masculinos— Eres mi héroe —dijo con entusiasmo y colocó sus perfectas manitas en las mejillas de Off, para luego besar su frente.
Off sonrió abiertamente.
—¿Tu héroe? —Y le hizo cosquillas hasta que ella chilló—. Dale un beso a papá, diablilla.
—Nop. —dijo ella ladeando la cara y el entristeció—. Todos los besos del mundo. —ella sonrió y salpicó el rostro de Off con besos llenos de amor.
Gun cerró los ojos y su corazón remontó el vuelo.
Aún no podía creerse que fuera tan feliz.
Después de todos estos años siendo su esposo, todavía sentía como le temblaban las rodillas cada vez que lo miraba.
La vida había resultado mejor de lo que nunca había soñado.
—Gun, cariño —lo llamó Off desde el otro lado del campo— ¿Dónde estás?
Él abrió los ojos y sonrió.
—Justo aquí —y se levantó, surgiendo de las sombras para reunirse con él y con su hija—. Estaba embarazado y su barriga era tan enorme que sentía que estaba a punto de estallar.
Su mirada intensa se centró posesivamente en su vientre hinchado, después en su pecho y en su cara.
—¿Estás listo para volver a casa, bebé?
—Por supuesto.
La cara de Off se ensombreció mientras lo enlazaba con su brazo musculoso.
—¿Algo va mal, mi amor?
Gun le sonrió.
Sacudió la cabeza, después la apoyó contra su hombro mientras los tres se encaminaban a la limusina que los aguardaba.
—En absoluto —susurró Gun—. Todo está bien, Nada podría ser más perfecto.
Los Amo.
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