𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 1: 𝐁𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐚𝐛𝐢𝐨𝐬

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El juguetón angelito de fina belleza, se deleitaba jugando por los alrededores del cielo, mirando y contemplando las creaciones de su infalible y sagrada Madre.

Estaba jugueteando con los otros ángeles de su edad, viendo a otros ángeles y haciendo una qué otra chitosilla broma.

Se sentó encima de una oscura nube llamada cumuloninbus, qué parecia estar a punto de derramar gotas de agua.
Empezó a dar pequeños pero fuertes saltos, haciendo que esta llueva.
Mientras que su celestial y tierna risa resonaban por todo el cielo, saltaba sin parar sobre esa pobre nube que lloraba pequeñas pero abundantes gotas de agua.

El niño abrió las nuves para ver desde arriba y poder observar que la nube llovía y se conectaba con las demás que la rodeaban para empezar un leve tormento de gotas húmedas.

- ¡¡Luzbel!! - Exclamó alarmado uno de los hermanos del pequeño ángel.
- ¡¿Pero qué rayos estas haciendo?!

El pequeño ángel se sobresalto y miro de donde provenía tan reconocible voz.
Se trataba de su hermano Gabriel, que se había dado cuenta de lo que estaba haciendo.
El ángel de cabellos rubios se asustó y se levantó de inmediato para no levantar sospechas a su hermano.

- Dime que estabas haciendo ahora mismo, Luzbel. - Ordenó si hermano.

- Y-yo solo miraba abajo. - respondió con nervios el rubiesito.

- Vamos, sé que no estabas solo mirando abajo ¿Estabas jugando con la lluvia de nuevo? - Paró en seco con un leve y conciso suspiro - Sabes muy bien que a madre no le gusta que hagas travesuras y no lo dejaré pasar esta vez...

- N-no por favor Gabriel, no lo volveré a hacer, lo prometo - Suplicó casi de rodillas el pequeño ángel.

Su hermano no hizo caso a sus peticiones, ya había dejado pasar estas cosas muchas veces y el solo hecho de decir que no lo haría de nuevo confirmaba lo que hacía y que lo volvería a hacer si no obtenía un castigo de parte de su madre.

. . .

Pronto su madre se había dado cuenta de la desobediencia de su hijo, lo convocó a una no muy agradable visita.

"- Luzbel... - resonó una celestial y fuerte voz en toda la sala. - Has vuelto a desobedecer de nuevo, eso es un pecado y lo sabes muy bien."
Dijo la intangible voz de su madre ante el acto de su angélical hijo.

A Dios no le agradaba que la desobedecieran, era como errar con dureza, después de todo, los pecados para Dios eran todos iguales, sin importar que tan grande era, era un pecado que debía ser castigado...

La omnipotente de encargo de ponerle un castigo aún más dificultoso de los que ya había hecho antes al ángel.

"- Escúchame bien Luzbel... Tendrás que recolectar 7.777 manzanos en el Edén para el festejo de hoy en el cielo, pero con la escepcion del fruto prohibido, no debes dirigirle siquiera la mirada, y muy obviamente... No debes probar de el - Encargó a Luzbel con un tentador castigo. "

El ángel asintió contento de que su madre no fuera tan dura esta vez, ya que lo menos duro que le había tocado hacer era intentar resucitar a alguien, lo cual digamos... No salió del todo bien.
Era el hijo favorito de entre sus hermanos el predilecto de Dios, el consentido y mimado hijo de Dios que solo pensaba en él y en sus pesadas bromas.
El miserable ángel que según los conocimientos de Dios, algún día profanaria los cimientos del cielo.

. . .

El ángel se encontraba con su cesto mientras que merodeaba por el Edén buscando los mejores frutos que yacian crecidos, frutos de jugosa mordida y tentador aspecto, los frutos perfectos.
Pero había un árbol del que los frutos más perfectos brotaban, un fruto casi deleitoso a la mirada, resplandecientes al solo mirar su auténtico color.

◽𝙻𝚒𝚋𝚛𝚎 𝙰𝚕𝚋𝚎𝚍𝚛𝚒𝚘◽ ||𝙻𝚞𝚌𝚒𝚏𝚎𝚛𝚡𝙰𝚍𝚊𝚖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora