Querido Nikola

╭Capítulo 1.1

1873 del 8 de julio, el único varón de la familia Tesla se encuentra postrado en la cama. Diagnóstico: cólera.

Sobrevivir otra noche se convertiría en un milagro, 

Aquel joven de diecisiete años tiene la piel pálida y los labios resecos, el único movimiento que sus extremidades eran capaces de hacer es el de pequeños temblores y espasmos aunque cada vez es más difícil para él; sus ojos están fijos en el techo y ya no muestran ningún signo de vitalidad. Puede jurar que la luz de la luna no está chocando con los árboles para proyectar aquella sombra que invade su habitación, lo siente. Su garganta está seca y no puede emitir ningún sonido además de leves quejidos que se asemejan al de un animal herido, puede verlo, está cerca, la muerte está cerca para él. Su fuerza se desvanece y sus párpados caen, rezando por primera vez en mucho tiempo, solo para pedir un día más a quien sea que le esté causando tanto dolor.

"Toc, toc". El sonido hueco de la madera resuena en su dormitorio.

—Nikola —Es la voz de su padre, hay un ligero temblor al llamarlo por su nombre. Se escucha preocupado—, incluso si no me oyes quiero decirte que te apoyaré, irás a la universidad y te puedas graduar pero, tienes que poner de tu parte en recupérate.

Nikola abre sus ojos, aún le cuesta hacerlo. Su padre dice algo más.

—Hemos rezado por ti; tus hermanas, tu madre y yo. Hazlo tú también y si Dios se apiada de ti, tendrás todo lo que deseas.

Milutin deja el pasillo, lo sabe porque la amarillenta flama de la vena se desvanece poco a poco. Una vez más está solo, con la única compañía del viento azotando contra la ventana. Ya no hay luz ni sombra, si cierra los ojos la cálida sensación de unos brazos tomando su cuerpo lo atraen a un sueño profundo. Nikola se mantiene despierto, por una repentina luz roja.

—Hermano, también puedo verlos —Rasposa y desgastada, así es su voz, alarga cada vocal que pronuncia con detenimiento. Jura apreciar la silueta de su difunto hermano en la esquina de su habitación, camina hacia él y susurra algo más—: ¿Me esperaste? Quiero contarte que tú, nuestro molino funciona, hermano...

Esa misma luz roja interrumpe sus palabras, parece pasearse por la ventana. Desvía su atención por unos segundos y Dane ya se ha ido, su curiosidad lo motiva a moverse un poco. Está enfrente del cristal empañado y el frío de la madera de en sus pies lo hace dar un suspiro tembloroso, que casi se escucha como si estuviera a punto de llorar, y volver a cubrir la ventana con su aliento, mira a través de ella, y el destello rojo también desaparece. En su lugar, observa en medio de la oscuridad la silueta de lo que parece ser un animal.

—¿Quizás uno de los animales del granero escapó? —pensó—. Tengo que llamar a mamá.

Y sin embargo, queda hipnotizado por el misterioso animal presente a sus ojos, ¿realmente se trata de un animal? Ambos se miran por un rato, aquel animal se podía percibir como un becerro o una vaca joven. Tenía un bello pelaje negro que se camuflaba on la noche, movía la cabeza de un lado a otro al igual que su cola, comenzó a dirigirse a la ventana por dónde Nikola miraba.

—No —Exclamó y el animal se detuvo—, debes ir con tu rebaño.

El becerro dio la vuelta no sin antes despedirse con un extraño "llamado" lo suficientemente fuerte y estridente como para que Nikola se cubriera los oídos y desviará la mirada hacia el suelo. Cuando volteo, el animal ya había desaparecido entre los árboles, pero Nikola estaba más desconcertado de ser el único que escuchó aquel tenebroso sonido. Por un rato más, sus pies se clavaron en el mismo lugar.

La noción del tiempo se ha desvanecido para él, conforme la luz del sol aparece, los ojos de Nikola vuelven a aclararse y llenarse de la esencia de vida que tanto anhelaba. Sus rodillas aún tiemblan, sigue firme y no deja de mirar por la ventana. El sonido de algo tintinear lo hace regresar, es la campana que usa para llamar a su padre, pero Milutin no respondió, era de esperar aún era temprano, incluso para él.