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11:11
La hora a la que me aferro como un iluso
deseando con todas mis fuerzas que mis sueños se cumplan.
Una simple pestaña desprendida de tu ojo es lanzada al aire deseando algo.
Unas velas que se apagan de un soplido cada año de tu jodida vida después de pedir un deseo.
Nuestros deseos van cambiando a lo largo de nuestra vida,
pero las maneras de pedir que se cumplan siempre son las mismas,
aun sabiendo que son mentira,
una simple ilusión que nos hacemos para seguir creyendo,
para no desistir en esos deseos.
Claro que muchos se cumplen,
pero no por ese 11:11,
no por esa pestaña al viento,
no por esas velas sopladas,
sino por nuestro esfuerzo y ganas de que se cumplan.

Quejío (Poemario)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora