Capitulo 10. " Adolescentes extraños"

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Llegamos a la piscina y nos detuvimos para observar a Billy, quien se encontraba sentado en la silla de socorrista.

—No lo sé... A mí me parece normal—dijo Max, tratando de calmar los ánimos.

—¿Normal? ¿Cuántas veces lo has visto con la camiseta puesta?—replicó Lucas, con una expresión de desconcierto en su rostro.

—Bueno, es un pelín raro—admitió Max, reconociendo la extrañeza de la situación.

—¿Un pelín? Y todo lo de Heather y la sangre— intervine, recordando los eventos perturbadores que habíamos presenciado últimamente.

—Estaba en una bañera helada, al Azotamentes le gusta el frío—explicó Mike, tratando de encontrar una explicación lógica.

—Pero ahora está sentado en la piscina, que es lo menos Azotamentes del mundo—señaló Max, intentando comprender la situación.

—No necesariamente—interrumpió Will, captando nuestra atención con sus palabras.

—Al Azotamentes le gusta esconderse. A mí solo me usaba cuando me necesitaba— confesó Will, revelando una parte oscura de su pasado.

—¿Como una marioneta?—sugerí, buscando una comparación para entender mejor lo que Will estaba explicando. Él asintió con tristeza.

—Es como estar dormido. Y de repente, cuando te necesita, te activa—afirmó Will, llevándonos a todos a reflexionar sobre la aterradora naturaleza de la amenaza que enfrentábamos.

—Vale... entonces esperaremos a que se active—sugirió Max, tratando de buscar una solución pacífica a la situación.

—No. ¿Y si le hace daño a alguien?—dijo Mike, con una expresión de preocupación en su rostro.

—O mata a alguien—agregó Will, aportando a la creciente ansiedad que se apoderaba de nosotros.

—Si no es que lo ha hecho ya...—murmuré, con temor por Lilly, quien había estado con Billy ayer y no la había visto todavía.

—No podemos arriesgarnos. Tenemos que averiguar si él es el huésped—afirmó Mike,  mientras reflexionaba sobre la situación.

—¿Dónde vas?—preguntó Ce, confundida por la repentina decisión de Mike.

—Tengo una idea, solo para chicos—afirmó Mike, seguido de cerca por Lucas y Will, quienes se unieron a su iniciativa.

—¿En serio?—se quejó Max, frustrada por ser excluida de la estrategia.

—¡Mike!—exclamé, sintiéndome abandonada por mis amigos.

—Créedme, es mejor así para vosotras—aseguró Mike, antes de alejarse, dejándonos a las chicas con la incertidumbre de lo que estaba por suceder.

Después de que los chicos se marcharan, sentí un presentimiento ominoso de que las cosas iban a empeorar... mucho. Decidí que era mejor estar preparada, así que les dije a mis amigas que tenía que ir por algo antes de regresar.

—¿Y tú a dónde vas ahora?—me preguntó Max, mostrando su preocupación por mi repentina partida.

—Tengo un presentimiento de que esto no va a acabar bien, voy a buscar algo, volveré pronto—les respondí desde la distancia, tratando de no revelar mi creciente inquietud.

Salí de la piscina y me dirigí hacia donde Steve había aparcado el coche, esperando encontrar lo que necesitaba. Intenté abrir el maletero, con la suerte de que Steve lo había dejado desbloqueado, pero para mi frustración, no se abrió. Suspiré exasperada por la situación.

—¿Ahora estás robando coches, Harrington?— bromeó Jack, acercándose a mí con una sonrisa traviesa en el rostro.

Dejé escapar una risa.

—Con lo poco que me pagan, me veo obligada a tomar medidas extremas—seguí la broma de Jack, tratando de aligerar la tensión.

—No, en serio. ¿Qué estás haciendo?—me preguntó Jack, curioso por mi repentina necesidad de acceder al maletero.

—Es el coche de Steve, y necesito abrirlo. Tengo que coger algo—expliqué, intentando ser lo más concisa posible.

—¿Tienes una horquilla?—me preguntó Jack. Fruncí el ceño, un poco confundida.

—Emm, sí...—balbuceé, entregándosela. Jack la tomó y se agachó junto al maletero.

—Observa—me dijo, mientras manipulaba la horquilla como si fuera una ganzúa, introduciéndola en la cerradura del maletero. Con unos hábiles movimientos, consiguió abrirlo.

—Voilà—dijo Jack, mostrando una sonrisa triunfante por haber logrado abrir el maletero de Steve.

—¿Dónde aprendiste eso?—pregunté, intrigada por la habilidad que Jack acababa de demostrar. Jack rió con complicidad.

—Cosas de la familia Munson—respondió en tono enigmático.

Asentí, con una mezcla de curiosidad y asombro.

—Pero tú no lo hagas, no te metas en líos como yo—me advirtió con un tono de preocupación. Una sonrisa traviesa se formó en mis labios.

—No te prometo nada—le respondí, dejando claro que la aventura y el riesgo no me asustaban.

Abrí el maletero y, para mi suerte, encontré el bate con clavos de Steve aún allí, listo para ser utilizado. Lo tomé con determinación, sintiendo la fría y pesada textura en mis manos.

—¿Para qué quieres eso?—me preguntó Jack, intrigado por mi elección.

—Es para una obra de teatro...—improvisé rápidamente, tratando de ocultar mis verdaderas intenciones.

—Ok... solo ten cuidado, eso pincha—me advirtió, mostrando su preocupación por mi seguridad. Asentí con gratitud, agradeciendo sus palabras de advertencia, antes de alejarme para continuar con mi misión.

—Los adolescentes sois extraños—bromeó cuando me encontraba lejos. Reí ante su comentario, disfrutando de nuestra peculiar interacción, antes de desaparecer en la distancia con el bate en mis manos.

 Reí ante su comentario, disfrutando de nuestra peculiar interacción, antes de desaparecer en la distancia con el bate en mis manos

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𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐇𝐀𝐑𝐑𝐈𝐍𝐆𝐓𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora