Parte 29

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El equipo AmuSphere era mucho más estilizado que los torpes auriculares NerveGear, pero después de horas de buceo todavía le dejaba una zona dolorida a los lados de la cabeza, justo encima de las orejas. Suguha se quitó la visera y la dejó a su lado en el colchón, mirando el póster personal de su avatar ALO, Leafa, pegado al techo.

Por lo general, sumergirse en Alfheim Online durante horas seguidas la hacía sentir ligera. Gratis. Pero esta vez no pudo evitar sentirse extrañamente decepcionado. La chica salamandra había sido rara, pero también algo genial, y el rechazo le dolió más de lo que debería, considerando que se acababan de conocer. Lamentó el hecho de no haber pensado en preguntar su nombre. Despiadada, impulsada como un caballero en una búsqueda, pero también tan hermosa como una princesa de un cuento de hadas...

El rostro de Suguha se sonrojó cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando. Reprimiendo un grito silencioso, se dio la vuelta y enterró la cara en la almohada de hámster.

Finalmente logró calmarse. Sentada en su cama, miró el reloj y vio que se había quedado despierta hasta las tres de la mañana saliendo con esa chica. No sería la primera vez que se quedaba despierta hasta tarde jugando, no muy diferente a cierta persona...

Guardando ese pensamiento para nunca abordarlo, Suguha balanceó sus piernas sobre el costado de la cama. ¡Había comido antes de bucear, pero sentía que se moría de hambre! Eso es lo que le pasó por comer pastel virtual justo antes de cerrar sesión.

A pesar de lo tarde que era, Suguha no se molestó en hacer un esfuerzo por permanecer en silencio cuando salió al pasillo y encendió la luz. Se detuvo de camino a la cocina y se detuvo en la puerta del dormitorio junto al suyo.

"¡Oye, cara de imbécil!" ella gritó. "Voy a tomar un refrigerio de medianoche. No te estoy ofreciendo conseguirte uno ni nada por el estilo, sólo quería cabrearte".

Como de costumbre, no hubo respuesta. Suguha se encogió de hombros mientras se alejaba de la puerta del dormitorio de su hermano para ir a buscar su bocadillo. Se le antojaban unos muffins de arándanos.

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