Capítulo 41

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Me puse de pie, tomé mi copa y de un trago me terminé el vino. Sentía el delicioso y dulce sabor recorrer toda mi boca, lo saboree por unos cuantos segundos y lo dejé resbalar poco a poco por mi garganta, sentía el fresco vino por dentro, era una sensación maravillosa, pero no se comparaba con esta sensación de saber que tengo a la mujer que amo frente a mí dispuesta a recibir el castigo que se merece.

Algo duro. Ella así lo dijo desde antes que iniciara el juego. Y algo duro le daré.

Le tendí mi mano, ella aun estaba un poco enfurruñada por su derrota pero poco a poco se relajaba, esta consciente que perdió y bien, no hubo algún truco ni nada por el estilo, me subestimó y bueno aquí están las consecuencias. Cuando se levantó la tomé de la cintura y con fuerza la hice girar para que me diera la espalda, la acerqué a mi y sentí su espalda desnuda en mi pecho. Lentamente mis manos fueron de su cintura hasta su abdomen, quiero hacerle algo a este preciosa y suave barriga, mi dedo dibujo su ombligo, su hermoso y pequeño ombligo, también tengo que hacer algo con el. Con las palmas de mis manos bajé hasta sus caderas, aun tenía sus bragas puestas, eran de un encaje fino, más bien era como un cachetero color lila, un color tierno y dulce, me gusta.

Deslice mis dedos indices por dentro de ella y con fuerza la rompí. Escuchar como se rasga el encaje es un sonido muy excitante.

—¡Oye! —me regañó.

—Tranquila cariño, esto forma parte de mi castigo... dejarte sin ropa interior.

Quiso decir algo más pero se contuvo. Sabe que no puede decirme nada, solo esperar el castigo que le corresponde. Aventé el pedazo de encaje en que se convirtió su cachetero y lo lancé a no se donde y tampoco es que importe mucho ¿no? Con mi nariz acaricié su cabello y la hundí hasta sentir su nuca, inhale su delicioso aroma y posee un dulce beso en su cuello, fui hasta su oreja y la acaricié también y posee otro beso detrás de ella.

—Para que veas que soy un niño bueno, te daré la opción de atarte, pero, si tu respuesta es no, debes prometerme no moverte —le dije susurrándole en su oído mientras una de mis manos que aun con la palma acariciaba la piel de su vientre, bajó lentamente hasta su entrepierna y sin darle tiempo a nada hundí mi dedo medio dentro de ella.

_____ se arqueo llena de placer, recargando su cabeza en mi pecho al tiempo que la echaba hacia atrás, cerraba los ojos y abría la boca con un grito en silencio. Estaba húmeda y eso que apenas y la he tocado, me encanta ponerla así. Saqué mi dedo y volví a meterlo con fuerza pero esta vez no lo saque, comencé a moverlo en círculos y sentía como sus paredes vaginales me acariciaban, mi dedo pulgar se unió al juego y comenzó a acariciar y estimular su perla la cual poco a poco comenzaba a hincharse.

—¡Andy! —gimió y yo sonreí de lado, mis dedos están haciendo un excelente trabajo, cada vez se empapan más.

—¡Shhh! —saqué mi dedo y volví a meterlo haciéndola arquearse más —Dime _____, ¿atada o no?

—At... atada —dijo con esfuerzo, estaba inmersa en su viaje de placer al cual yo la estoy guiando.

—Buena elección.

Mis dedos continuaban llenándola, con la mano que aun tenia en su vientre la apreté más a mi, sentí su trasero en mi erección que aun estaba prisionero por el bóxer, ella al sentirlo movió las caderas sobre el, ya lo desea, pero para que ese momento llegue aun falta. Mordí su hombro y volvió a gemir, sentí como su vagina se contraía, estaba cerca de venirse.

—No te vengas.

—¿Eh? —pregunto confundida.

—Esta vez no te vas a venir hasta que yo te lo ordene, si te vienes antes no habrá Garu después de tu castigo ¿entendido?

ME ENAMORÉ DE MI SOBRINA. (Andy Biersack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora