𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐈𝐈

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                             ♫•*¨*•.¸¸♪

Andrés Calamaro se sentó en la silla de plástico, nervios surgiendo sobre su cuerpo. Sacudió su pierna por la ansiedad mientras sostenía su cuaderno lleno de partituras. Lo que acababa de conseguir era una oportunidad de una vida.

Miguel Abuelo necesitaba un tecladista para su nueva formación. Llamó a un hombre talentoso para formar el grupo, el maestro de Calamaro, quién estaba ocupado y mandó al joven Andrés a tocar con ellos, vendiendolo cómo un verdadero talento oculto.

Apareció un hombre, y Andrés levantó la mirada, notando que era Miguel Abuelo. Él, como primer impresión estiró su mano, y estrechó la de Miguel, regalando una sonrisa bobolona al otro hombre.

-Hola, soy Andrés Calamaro. Me mandó...
Antes de que pudiera terminar de presentarse, Abuelo  lo interrumpió con sus palabras.
-Si, ya sé, pibe. Entrá, dale.
-Bue...

Miguel le dió unas palmadas en la espalda a Andrés, y los dos entraron al estudio. Mirando a los demás integrantes del ensamble, el hombre de sentó en el teclado, y sacó su cuaderno, dando otra sonrisa para la gente alrededor de él.

-Bueno... Les toco algunos temitas que me sé en el teclado, yyyy... Ahí ven si les gusta.

Empezó a tocar los acordes de la primera canción que tenía anotada, *I Want To Hold Your Hand, de The Beatles*. Por suerte, a Miguel y a los demás les encantó cómo tocaba el teclado Andrés, y decidieron meterlo al grupo.

-Sos bastante bueno, pibe. Unite nomás al ensamble. En un futuro yo te veo por los cielos.-Les decían a Andrés los demás, haciéndolo sonreír mientras se reía en su propia ironía.

-Bueeeno, capaz para tanto no... Pero muchas gracias por meterme al grupo, es un honor definitivamente.

Él y los demás tocaron algunas canciones más, tomaron unos mates y charlaron, hasta que decidieron dar por terminada la reunión. Andrés se encontraba caminando por las calles de Buenos Aires con su cuadernito en las manos y el ego inflamado.

Apenas una canción toqué y ya pude entrar a la banda, ¡Sos un genio total, Andrés!

Pensaba el hombre para si mismo, clavando sus ojos en el piso. De tan distraído y orgulloso que iba, no se fijó que iba a chocarse con alguien más, hasta que eso pasó.

-¿Eh? ¡Fíjate por dónde vas, viejo choto!

Antes de terminar de hablar, Andrés se dió cuenta que con quién se había chocado no era nadie más que con el genio musical del momento, Charly García.

-¡Ah, perdóname! ¡En serio!

Alzó un poco la mano en señal de disculpa, su cara preocupada por el echo de haber llamado 'viejo choto' a la estrella de la gran Argentina.

Es un mongolico total este igual, sus letras tienen sentido cero... No se puede quejar de nada...

Pensaba Andrés, todavía pidiendo disculpas por el mal trato y chocarse con el otro hombre, pero sabiendo que no sentía nada de lo que decía.

-No te pases de mambo, pibe. Yo te perdono, pero cuidadito la próxima.- Andrés mostró una sonrisa pequeña, para después revisar el entorno. Vió que Charly tenía a alguien al lado, otro hombre. Parecía bastante afeminado, con una vibra rara. ¿Serán maricones estos dos? Imagínate, buenísimo sería. El hombre se rió internamente, pero después se dió cuenta que el que estaba con Charly era Federico Moura, el cantante de esa banda que abucheaban todos. ¿Bacteria era? No... Algo así, ¡Ah, ya sé! ¡Virus!-¿Qué tanto mirás, flaco? ¿Tenés algún problema vos conmigo o mi amigo?

Eso lo volvió a la realidad, la voz rasposa de Charly que parecía que lo estaba resongando por quedarsele mirando mucho a los dos hombres.

-Ah, nada... Que los reconocí a los dos. Soy bastante fan tuyo, Charly.- Mintió otra vez, pasando de mirar a Federico, a ahora mirar a Charly.

-Bueno, ta... Ya se resolvió todo con perdones, yo creo que andamos bien, ¿No?

Fede dijo, pero Andrés lo miró con una cara rara por unos segundos, y lo ignoró completamente, volviendo su atención a Charly instantáneamente mientras veía otra oportunidad de triunfo.

-Escuchame, yo también soy bastante bueno en el temita de la música. Te puedo dejar mi número, algunas de las canciones que compuse y vemos si hacemos unos temas o algo, ¿Dale?

Andrés sacó una tarjetita con su número que parecía un poco profesional y unas hojas con letras, y  se la dió a Charly, el cual la agarró sin problema.

-Si vos decís que sos bueno en esto capaz si, ¿No? ¿Qué pensas, Fede?- Charly le preguntó a Moura y lo miró, pero este parecía estar mirando la vitrina de algúna tienda de ropa, con las cosas yankees y modernas que estaban implementando en la moda.-Bueno... No da bola el pibe. Veo si te llamo entonces. Tené cuidado la próxima vez y trata bien a la gente, no te hagas el groso.

Charly y Moura se fueron caminando hacia una cafetería cercano, y Andrés se tomó el subte para ir a su departamento. Cuando llegó, se preparó algo para comer y práctico un poco el piano, pero algo le molestaba. No podía dejar de pensar en si Charly lo iba a llamar o no, que cuando pasaría.

Pero Andrés odiaba a Charly, Andrés odiaba a todos los pelotudos drogados de la época que se querían hacer los revolucionarios con su propaganda política de mierda, ¿Por qué querría que Charly lo llamara? Pero ahí recordó... ¡Plata y fama!

La guita y la fama que se iba a hacer si tocaba con Charly. Eso ya iba a impulsar su carrera al cien, estaba seguro.

Pasó algo rededor de una semana. A Andrés le carcomía el cerebro pensar cuando lo iba a llamar la gran estrella del Rock. Un día se levantó sin ganas de nada, solo de unos mates, cuando, de repente, sonó el teléfono fijo.

Se levantó con mucha amargura, y atendió al teléfono, todavía frotándose los ojos con los nudillos, y limpiándose las lagañas.

-¿Quién es el boludo que llama a semejante hora tan temprano?

-Calmate un poco, pibe, soy Charly. Al Flaco Spinetta le gustaron tus letras y dice que te quiere ver hoy de tarde, ¿Venís?

...


Mᴇʟᴏᴅɪ́ᴀs ᴅᴇʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ/ 𝖠𝗇𝖽𝗋𝖾𝗌 𝖢𝖺𝗅𝖺𝗆𝖺𝗋𝗈, 𝖢𝗁𝖺𝗋𝗅𝗒 𝖦𝖺𝗋𝖼𝗂𝖺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora