Estoy tan nervioso y emocionado que parezco haber creado un nuevo sentimiento, mis manos están tan mojadas de sudor que hace que todo se me resbale de ellas.
Hoy es mi primer día de escuela.Mamá está haciendo el desayuno, Papá exprime jugo de naranja y Cilene termina de alistar sus cosas. Para ella es un año escolar nuevo, para mí una nueva etapa.
El trayecto no lo recuerdo muy bien, iba tamborileando con los dedos pues estaba emocionado por entrar a una nueva escuela |y vaya que escuela| empiezo a sudar ligeramente e intento retenerlo porque no quiero manchar mi uniforme nuevo.
Al llegar me cuelgo la mochila al hombro |la cual aún huele a nueva| que está llena de útiles escolares también nuevos. Salgo del auto y la ansiedad me invade, aun así, no dejo que me domine y camino rumbo a mi nueva escuela.
Me tomó más de lo previsto encontrar mi primer salón. Siento la mirada de un centenar de ojos igual de nerviosos que yo, tal vez también están emocionados. Me aterra saber que no encontré ningún rostro conocido entre la jungla estudiantil. Sin embargo, aquí un extraño es un amigo a conocer, por lo que una vez más me sobrepongo ante el miedo y salgo invicto de él.
Hay un par de rostros que me resultan atractivos |quizá encuentre alguien interesante o incluso una novia|. Después de pensar tal estupidez sacudí mi cabeza como si mis pensamientos se trataran de hormigas.
Somos veintisiete personas contándome a mí mismo.
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Proyecto final: Hablar con extraños
RomanceHe tratado de amordazar mis malos recuerdos, pero todas las heridas como un mal bordado se abren con el tiempo, incluso las cicatrices que parezcan sanas.