El llanto de Gracie me hizo salir de la ensoñación en la que me encontraba, la acomode de mejor manera sobre mis brazos y comencé a acunarla, sin apartar mi mirada de todos los niños que jugaban de haya para acá. Apenas reconocí aquel juego sonreí de forma leve, eran imposible no recordar la prisión, los niños siempre se escondían en los pasillos mientras que los otros buscaban, a veces me unía a ellos, pero las cosas se empezaron a complicar, esos juegos no se volvieron a ver en la prisión y las risas de los niños se desvanecieron de un momento a otro.
Ese día fue mi último día de felicidad, aún al cerrar los ojos podía escuchar las risas de los niños por los pasillos, la risa tierna de Beth, a Daryl y Zack hablando sobre sexo o "cosas de hombres", tomando en cuenta que Zack apenas era un mocoso de diecisiete años, también podía escuchar la voz regañona de Rick y las risas por parte de Hershel al escuchar los regaños tontos del sheriff.
Le gustaba poner las manos en su cintura y hacerse el duro, pero muy dentro de él sabía que cuando Daryl y yo salíamos en busca de suministros y algo mucho mejor que hacer, él también se ponía a corretear con los más pequeños.
A todos en esa prisión les tocó hacerlo alguna vez, hasta a Hershel.
Pero apareció esa rar enfermedad, mató a la mitad de la gente de nuestra prisión, casi mata a Gleen y mató a Kevin, el esposo de mi hermana, nada fue lo mismo, no volvió a serlo.
Sobrevivimos por mucho tiempo, mucho más de lo que imaginé cuando toda está pesadilla inicio, logramos volver a tener una vida, una felicidad una pizca de ese "algo" que todos necesitábamos.
Esa pizca para mi fue Dereck, mi pequeño Dereck, esa fue la pizca que me saco de mis pensamientos suicidas y las ganas de morir. Pero ya no está más, él ya no está aquí, ¿lo raro?, es que no siento nada más aparte de odio dentro de mi por esa persona que llegó a arrebatarme esa pizca. Justo así como lo hizo el Gobernador, me quito mi única familia, lo muy poco que me quedaba, mi fuerza.
—Está todo listo, Ellie. —Salí de mis pensamientos tomando un suspiro ante la voz repentina de Paul— ¿Segura qué quieres ir?, sabes que puedes quedarte todo el tiempo que sea necesario.
—Lo sé. —Sonreí de forma leve para él antes de mirar con atención los ojos casi cerrados de la pequeña Gracie— Tengo que volver, le prometí a Daryl que después de atender a Isaac volvería, no quiero que se preocupe.
Paul asintió de forma leve antes de sonreír y mirarme con atención.
—Bien. —Murmuró—.
Tome a Gracie de mejor forma entre mis brazos y sin esperar mucho seguí hasta casi llegar a la salida del bello Hilltop.
Mi ceño se frunció al ver el combate de miradas que mantenían Isaac y Maggie, mientras que la mirada de Gleen corría de uno a otro en cada segundo que pasaba.
Al estar un poco más cerca de ellos todas las miradas se fijaron en mi, ambos relajaron sus expresiones y Gleen soltó un suspiro pesado.
Rode los ojos con molestía al ver la risa nerviosa por parte del coreano, ¿por qué discutían y por qué bebé Gleen tenía que estar entre el medio de estos dos inmaduros?
Sabía que discutían, el rostro de Maggie y el ceño molesto de Isaac lo decía todo.
—¿Estás segura? —Un jadeo pesado salió de mis labios ante la voz de Paul—.
—Lo está. —Respondió el chico de cabellos largos que se encontraba encerrado en esa maldita jaula, él me quería fuera de aquí y eso estaba claro—.
Ignore las palabras del chismoso y me voltee para poder ver a Paul.
—Apenas pase todo esto volveré. —Asegure dejando a la pequeña niña entre los brazos de Isaac y despedirme con un gran abrazo de Paul— O quizás tú vayas a Alexandría en cualquier momento. —Sonreí de forma leve— Estaremos bien.
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𝗔𝗙𝗧𝗘𝗥: 𝗲𝗻 𝗺𝗶𝗹 𝗽𝗲𝗱𝗮𝘇𝗼𝘀.
Altele¿Quien iba a pensar que un ser tan despiadado como él acabaría con toda mi felicidad sin dudarlo? Sin pensarlo, si poner en su cabeza y repasar una y otra vez si estaba bien en hacerlo o no. Él no dudó en quitarme lo que yo más amaba, así que yo n...
