El hecho de ver a mi vecina Alice putrefacta siendo sacada del río por aquellas criaturas suponía una gran relevancia. Aquella que me traía comida dos veces por semana cuando mi madre estaba en coma no era Alice, sino otro de esos seres. Con esto llegué a la conclusión de que únicamente Lola y yo éramos personas en Berlington. Eso me hacía entrar en pánico porque ante esta situación sí que no podíamos hacer nada.
Llegada la primavera la nieve comenzó a derretirse, dejando ver pequeñas y coloridas florecillas. La vida transcurría con normalidad mientras Lola y yo disimulábamos, hacíamos como que no sabíamos que vivíamos en un pueblo infestado de putos monstruos.
Convertimos la casa en un búnker particular, tapiamos todas las salidas o entradas, que incluían puertas, ventanas y hasta la más mínima rendija.
Nuestro primer plan fue masacrar familia por familia a todos los miembros de ese jodido grupo de bichos.
La primera a la que fuimos fue a la casa de Alice. Lola le pidió azúcar, y ese ser la recibió con la simpatía con lo que lo haría la verdadera Alice, eran iguales. Cuando Lola entró en la casa dejó la puerta abierta, y ahora era mi turno. Debía entrar sigilosamente con el bate de béisbol (Lola llevaba un cuchillo de cocina) y masacrar a Alice y a su marido. Cuando entré, me agaché y oculté bajo la barra de la cocina, cuando ''Alice'' se disponía a coger el azúcar al otro lado de la barra, salí de mi escondite y le di un fuerte golpe en el centro de la cabeza. Cayó al suelo y comenzó a segregar un líquido viscoso por la herida, a la vez que gruñía de forma extraña. De pronto clavó su mirada en mí. Hecho que me frustró y me condujo a darle en repetidas ocasiones con el bate en la cabeza, dejándosela hecha puré. Lola miraba la escena perpleja. De pronto apareció el marido de Alice, otro de esos seres, que cuando vio lo que habíamos hecho, encorvó su cuerpo y pegó un grito desgarrador, como el que escuché semanas antes en el río, cuando casi me ahogan. Aquel ser era una réplica robusta, ya que el marido de Alice siempre lo fue. Se abalanzó sobre y Lola y le dio un mordisco en el brazo, el trozo de carne fue arrancada del brazo de Lola y ese ser se lo tragó al instante. Era tan grande el dolor que Lola se desmayó. La réplica se giró hacia mí. Cogí el cuchillo de Lola, que yacía en el suelo, y lo coloqué en posición contraria al harakiri. Cuando la bestia se abalanzó sobre mí, se clavó el cuchillo en el abdomen, berreando y cayendo al suelo muerto. Como pude arrastré a Lola, que se desangraba, hacia la calle, y allí me di cuenta de que todas las familias de Berlington estaban asomadas a la puerta, observándonos. Arrastré a Lola hacia la casa, dejando un rastro de sangre y nos encerramos en nuestro búnker.
La herida de Lola fue mejorando pero tras este incidente comenzamos a pensar en otro plan. Ya no solo para acabar con las réplicas, sino para escapar de allí. La única solución que acabamos escogiendo fue escapar del pueblo. Decir adiós a todo.
Ahora que sabían que habíamos matado a dos de los suyos, nos tenían más controlados que nunca. Berlington era una aldea a las afueras de la ciudad, ¿podríamos escapar? Pensamos escapar por el riachuelo, en barca. Era una idea descabellada pero, ni Lola ni yo sabíamos conducir y andando tardaríamos mucho en llegar a la ciudad, contando con que nos dejasen llegar...
Cogimos la barquita de mi padre y nos dirigimos al riachuelo a las 10 de la mañana. Las réplicas nos miraban por las ventanas de las casas pero obviamos todas las miradas y seguimos nuestro camino.
La barca era estable y el camino se hacía agradable, dejamos atrás el riachuelo y nos adentramos en una zona más honda y sombría del río, habríamos recorrido como 2 kilómetros y medio aproximadamente.
Estaba oscureciendo y no habíamos avanzado mucho más cuando la barca empezó a tambalearse, Lola y yo nos miramos asustados, nos temíamos lo peor. Cada vez se tambaleaba más y más, me asomé y vi lo que eran manos, manos que salían del agua y movían la barca. Al inclinarme a ver aquello, una de las manos me agarró del pelo y me tiró al agua, me asusté mucho pero Lola me sujetó cuando estaba en el agua y me subió a la barca. Las manos cesaron de mover la barca durante un rato. La noche llegó. Cuando nos dormimos, y de repente, la barca se puso del revés. Lola y yo caímos al agua, chapoteamos durante un rato y ya no recuerdo que más pasó.
Me despertaron los rayos del Sol a la mañana siguiente. Me había salvado y no sabía cómo. Miré a mi alrededor, no estaba Lola, comencé a llorar mientras miraba el paraje dónde me encontraba, había una casa 100 metros por detrás de mí, lo demás eran árboles de jardín y césped. De repente una niña apareció a mi lado.
- Hola, ¿qué te ocurre? Vivo ahí detrás. ¿De dónde vienes?
- Me llamo Jake, vengo de Berlington.
- Pero... Eso está muy lejos, como a 100 kilómetros...
- ...
Empecé a pensar que aquella dulce niña podía ser una réplica. Empecé a tener paranoias, alucinaciones. Y en un arrebato de locura, cogí una roca de la orilla del río y le di una pedrada en la cabeza a aquella niña. Quedó inconsciente y comenzó a sangrar. Eso demostró que era una niña y no uno de aquellos seres. ¿Qué iba a hacer ahora? Si los padres veían a su hija así tendría terribles consecuencias. Intenté reanimar a la chica pero no estaba inconsciente, estaba muerta. Lo único que se me ocurrió fue echarla al río. Así lo hice, y la corriente no dejó rastro de ella. A continuación me acerqué a la casa, toqué y me presenté. Me vieron mal aspecto y me preguntaron. Les conté toda la historia, eran buenas personas y lo creyeron y comprendieron todo. Me acogieron durante unos días, en los cuáles denunciaron a la policía la desaparición de su hija. Pasaron dos semanas (y aún seguía en esa casa), cuando la policía encontró a la niña en la orilla del río de otro pueblo. Aquella familia tan bondadosa me acogió para siempre, se hicieron cargo de mi tutela y hoy escribo esto desde su salón.
Aunque día tras día mi conciencia me torturaba por el asesinato de la pequeña niña, vivía tranquilo al no volver a saber nada de las réplicas.
Durante todo este tiempo dije adiós a muchas cosas. Dije adiós a mi madre, dije adiós a mi padre, dije adiós a mi tía, dije adiós a Berlington, dije adiós a mi vida.

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Réplicas II
Mystery / ThrillerTras las consecuencias que trajeron a Jake y a su familia la aparición de las réplicas, en Réplicas II, Jake le hace frente a todos esos problemas, al que se suma el hecho de que las réplicas son cada vez más numerosas.