XI

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Ya era de noche cuando las tres alfas escucharon ruidos cercas, las tres estaban en el porche de la casa vigilando a la distancia cuando ven un auto negro entrar en su vista periférica; las tres gruñen en voz baja oliendo la asquerosa esencia del beta.
El se baja del auto y hace una mueca de asco cuando su nariz se topa con la marca de Lillian por los alrededores.

Las tres mujeres lucían más altas cuando estaban paradas de forma recta, con las manos detrás de la espalda, el pecho hinchado y un lave arco de piernas; entre las tres desprendían un aroma a fuego con cidra generando que el beta vacilara pero en cambio él se acerca lo suficiente como para estar al pie de las escaleras mirando a las tres mujeres

—será mejor que te alejes este territorio tiene manada

Gruñe Lillian en volumen alto, apenas mueve la cabeza cuando habla, sus dos hijastras igual de alfas siguen quietas como estatuas

—no vine a molestar, sólo a tomar lo que me pertenece

El beta intento usar un tono intimidante pero solo generó que Kara se tensara y que Linda se burlara, Lillian miró sobre su hombro derecho haciendo callar a Linda antes de volver su cabeza hacia enfrente al moreno

—mi hija, mi preciosa Lena no es un objeto que le pertenezca a alguien... y ella ya tiene esposa... Kara

La mujer señala con la cabeza a su otra hijastra, la rubia se burla con una sonrisa, el hombre pone los ojos en blanco al ver a su "amiga"

—Kara no puede darle lo que realmente quiere

—lo que mi hija quiere es una familia y si no escuchaste en la celebración de su unión ella está embarazada, será mejor que te vaya o... ¿eres consciente de lo que le hace la mordida de los alfas a los innecesarios como tu?

—me voy no porque amenazan mi vida sino porque quiero

El beta sube a su auto, las tres alfas no le quitan la mirada de encima hasta que esté esté desaparece de su vista. Las tres sueltan un suspiro mientras se dirigen de nuevo al interior de la casa subiendo a sus respectivas habitaciones.
Lillian rápidamente se cambia por algo más cómodo antes de entrar en la cama con su compañera la cual está a espaldas de ella, se mete en la cama quedando boca arriba cuando siente un movimiento a su lado y sabe que es su esposa quien a abierto los ojos

—no quería despertarte

—no puedo dormir sin ti... ¿como les fue?

—hicimos que se fuera... el problema es que seguramente volverá para acecharla e intentar violarla

—no podemos permitirlo, hay que mudarnos con nuestras hijas

—pero siempre has vivido aquí

—pero la manada es primero... y odio esta casa

La charla termino ahí, Linda apenas y se quedó en ropa interior, entró con suavidad en la cama tomando a su esposa como cuchara, Morgana no necesito saber nada ya que había husmeado en los pensamientos de su esposa y él como quizo asesinarlo en ese momento pero sabía que debía contener sus impulsos.
Por otra parte, Kara ya se había puesto unos deportivos y una camiseta blanca con un estampado de girasol, se acostó en la cama y rápidamente sintió a Lena acomodándose con la cabeza en su unión del hombro y el brazo, aún estaba despierta

—creí que dormías

—no podía, podía oler tu esencia a cidra y fuego y estaba muy nerviosa

—y ahora ¿te gusta mi olor?

—lo amo tu olor a océano es como si estuviéramos cerca de la play en todo momento

Kara sonrió como una boba mientras Lena se acomodaba con el rostro enterrado en el cuello de su esposa, con la manta a la altura de la cintura, Kara tenía un brazo rodeando a Lena, el otro pasaba por su cabeza y sus piernas formaban un cuatro... o más bien estaba en posición de terminar el piroette.

                               *
Las seis mujeres despertaron a penas el sol iluminó las habitaciones, las parejas se dieron un beso de buenos días, las tres omegas bajaron a la cocina a preparar el desayuno entre las tres mientras las alfas se daban una ducha fría. Al salir la casa tenía olor a panqueques y a café, un olor completamente agradable, todas se sentaron a desayunar

—Kara voy a ocupar que me mandes el nombre del vecindario al que se mudan

—claro ¿puedo preguntar porque?

—tu madre me pidió mudarnos cerca de ustedes y tiene razón debemos ser una manada unida

—después de anoche pude notar que somos más fuertes las tres juntas, lo haré después de comer

—perfecto

—oigan ¿no faltaría Alex?

—yo me comunicaré con ella

Siguieron desayunando y conversando de diferentes temas, para cuando terminaron Linda se ofreció en lavar los platos mientras Kara le pasaba a Lillian el nombre del vecindario, Morgana y Eliza habían subido a empacar las cosas de la omega y la alfa para poder irse a la nueva casa cuanto antes.

La herencia del lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora