3: Preguntas

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—¿Qué te pasa? —le preguntó Blas, de nuevo.

—No... Yo... N-nada... —tartamudeó Santi, sin mirarlo y tropezándose con las palabras. Miró sus manos mientras jugaba con ellas, evitando la mirada de Polidori.

—Eu, tranquilo —susurró Blas, acercándose y abrazándolo.

Santi le correspondió como pudo, sonrojado. No esperaba encontrarse en esa situación.

—Me podés contar lo que te pasa —le dijo Blas—. No voy a decirle nada a los otros boludos.

Santiago no dijo nada.

—¿De quién te enamoraste? —le preguntó Blas, y Santi se sobresaltó y se apartó como si tuviera sarna, y lo miró.

—D-De nadie —tartamudeó Santi.

—No le voy a decir a nadie de cual de las dos pibas te enamoraste —le prometió Blas—. Promesa.

«Ojalá fuera una piba» pensó Vaca, pero no dijo nada. En su lugar, negó con la cabeza. No podía decirle que le había gustado, precisamente, él, la persona con la que estaba hablando.

—No pasa nada —repitió.

—No te creo, pero bueno. —Blas le sonrió y abrió la puerta—. Chau, lindo. —Besó su mejilla y se fue.

Santi se quedó estático en su lugar, con la sonrisa más boba del mundo. ¿Por qué tres palabras que se dijeron fueron suficientes para seguir enamorándolo de ese chico lindo?

—Santi, ¿no? —El sonido de la puerta al abrirse y la voz de Andy, lo sacaron de sus pensamientos y lo hicieron asustarse de paso—. Uy, perdón —se rió al ver que lo había asustado.

—No lo asustes, loquito, no lo asustes —le dijo Simón, empujándolo—. Santi, ¿vamos afuera? No te podés quedar acá todo el día.

—Mmm, no sé —murmuró Santi.

—Dale, que van a hacer algo. —A la rastra, Simón y Andy se lo llevaron.

—Estaría faltando el protagonista, ¿no? —se rió Agus Lain, al no ver a Enzo entre todos ellos cuando salieron.

—Voy a buscarlo —saltó enseguida Mati y corrió hacia la pieza de Vogrincic.

—Uh, ya salta él —le gritó Juani cuando Matías pasó por su lado.

—¡Cerrá el orto! —le gritó Matías, y fue lo más rápido posible hacia la pieza de Enzo.

Allí, Enzo estaba acostado con el celular, pensando si salir o no. Quería salir, pero la timidez lo vencía. Escuchó que tocaron la puerta, así que fue a abrir.

—Hola. —La sonrisa más linda que vio en el mundo se presentó ante sus ojos.

—Hola —susurró Enzo, dándole una muy pequeña sonrisa.

—Nos van a mostrar algo afuera, ¿venís? —le preguntó Matías, y Enzo no pudo más que asentir. Se sonrojó cuando Matías entrelazó sus manos, pero no retiró la suya. Así, de la mano, fueron afuera donde estaba el resto del cast.

Estaban todos dispersos, hasta que Bayona los llamó con un par de gritos, mientras todos veían que algunas personas se colocaban detrás del director... Y las identificaron: los sobrevivientes.

—Van a estar un rato con ellos hoy, otro día estarán con las familias de los fallecidos —dijo Bayona, dándoles paso a los sobrevivientes de los Andes.

Al verlos, Enzo fue vencido de nuevo por su timidez, y se escondió detrás de todos intentando pasar desapercibido. Sabía lo especial que era Numa para ellos y tenía miedo de no estar a la altura.

—Tranquilo —le susurró Mati—. ¡Pará, gil, la puta que te parió! —le gritó a Pardella quien se había subido a su espalda. Se movió un poco y lo tiró.

—Que ortiva que sos —le dijo Agustín entre risas, mientras Jero corría hacia él para ver si estaba bien—. Estoy bien —tranquilizó a Jerónimo mientras era levantado por él.

Todos los miraban, eso lo notó al levantarse.

—Borrá —le ordenó Jero a Della, al ver que había grabado esa escena.

—Esto es oro, ni en pedo se borra —lo defendió Andy.

—No se metan tanto en el personaje, ni empezamos a grabar —les advirtió divertido Bayona, bajo las miradas sonrientes de los sobrevivientes.

—Dejalos —le dijo Tintín, y Jota no tuvo opción más que hacerle caso.

—Igual, capaz sí deban meterse en el personaje... Todos, improvisen sobre el personaje del que van a actuar y digan información sobre él, como si fueran él —les dijo Bayona—. Hablen con ellos un rato, principalmente los que van a interpretar a los que no volvieron de la montaña. Y después me los dicen.

Dicho esto, se fue, dejando solos a los demás. Todos se miraron, ninguno sabía bien qué decir. Hasta que Fito tomó la palabra, dirigiéndose primero a sus amigos:

—Júntensen con sus actores, y los que interpretan a los que se quedaron allá, digan a quienes interpretan y vemos con quién los juntamos.

Todos fueron diciendo y se fueron juntando.

Los primos Strauch se ponían bastante mal al ver a algunos de los que interpretaban a los fallecidos, más que nada por su parecido. Todavía les costaba hablar de eso. Fito directamente lloró.

Pancho, al ver a Enzo escondido detrás de todos y mirando todo con desconfianza (lo último le recordó a Numa cuando lo convencieron de ir con ellos, decisión de la que se arrepintió toda su vida), le preguntó:

—¿A quién interpretás?

—A Numa —respondió tímidamente Enzo, y de inmediato fue abrazado por el mayor. Enzo le correspondió con duda.

—Lo estás asustando, animal —le dijo Nando, alejándolo a la fuerza, ignorando las lágrimas de su amigo al recordar a Numa—. A todos nos duele, Pancho, no nos hagas llorar a nosotros también —le dijo, abrazándolo.

—Basta —les ordenó Eduardo—. Dejalo, dejalo que llore si quiere, a todos nos duele esto.

—No empiecen a pelear, no ahora... Basta. —La voz de Fito resonó, con una mano sobre el hombro de Kuku.

Todos se miraron entre ellos y lentamente, los sobrevivientes fueron con sus respectivos actores, y con quienes interpretaban a sus amigos muertos.

Ese día fue más sobre conocerse entre ellos, conocer a los fallecidos y a los vivos. Conocerse entre los actores, también.

Varios lazos se estaban formando ya el primer día.

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⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

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Secreto en la montaña (LSDLN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora