Capitulo 1

16 0 0
                                    

El enigmático jardín venenoso

El pequeño Jack y Sarah eran los mejores amigos. Vivían en un pequeño pueblo ubicado al borde de un denso bosque, donde el aire siempre estaba lleno del dulce aroma de las flores . Los dos niños pasaron sus días explorando el bosque, trepando a los árboles y embarcándose juntos en innumerables aventuras. Pero había un lugar que siempre había intrigado al pequeño Jack: su propio jardín. No se parecía a ningún otro jardín del pueblo, ya que se decía que contenía flora venenosa. Se rumoreaba que las plantas que crecían allí eran peligrosas y mortales, y sus colores vibrantes ocultaban un secreto siniestro. Los aldeanos advirtieron a Jack que se mantuviera alejado, pero su curiosidad pudo más que él.

Una tarde soleada, Sarah vino a jugar con Jack. Se rieron y jugaron, pero Jack no pudo evitar sentir la atracción de su misterioso jardín. Le contó a Sarah sobre los rumores y, para su sorpresa, ella no parecía asustada en absoluto. De hecho, estaba emocionada de explorar el jardín venenoso con él. Con el corazón palpitante de emoción, los dos amigos se aventuraron al jardín. Cuando cruzaron la puerta, fueron recibidos por una vista fascinante. Flores de todas las formas y tamaños florecieron en un derroche de colores, sus pétalos brillaban con gotas de rocío. El aire estaba cargado de una fragancia embriagadora que parecía intoxicar sus sentidos.Sarah, que era la más aventurera, corrió adelante y su risa resonó por el jardín.

 Jack la siguió de cerca, con los ojos muy abiertos por el asombro. Se maravillaron ante las peculiares plantas que bordeaban el camino, sus hojas brillando a la luz del sol. Pero a medida que se aventuraban más profundamente en el jardín, no podían quitarse de encima la sensación de que los estaban observando. De repente, Sarah desapareció de la vista. El corazón de Jack se aceleró mientras el pánico corría por sus venas. Gritó su nombre, pero no hubo respuesta. Frenéticamente, buscó hasta el último rincón, pero no había señales de su querida amiga.A medida que el miedo de Jack crecía, notó una planta peculiar en el rabillo del ojo. Se mantenía erguido y sus hojas eran tan profundas como garras. Jack se acercó con cautela, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. Extendió la mano para tocar uno de los pétalos y, para su sorpresa, se movió. La planta parecía estar viva. "¿Dónde está Sara?" Jack susurró, su voz temblaba. La planta se estremeció y una suave voz llenó el aire. "Sarah está a salvo, pequeño", susurró. "Pero ella se ha aventurado en una parte del jardín donde ni siquiera yo puedo seguirla". Los ojos de Jack se abrieron con incredulidad. "¿Quién eres? ¿Puedes ayudarme a encontrarla?". "Soy el guardián del jardín venenoso", respondió la planta. "No puedo dejar mi puesto, pero puedo guiarte. Sigue el camino de los pétalos de plata, y ellos te conducirán hasta ella".Con una nueva esperanza, Jack emprendió el camino de los pétalos plateados. 

Las plantas parecían susurrarle aliento a su paso, y sus hojas rozaban suavemente su piel. Siguió su guía, serpenteando por el jardín laberíntico hasta llegar a un claro escondido. Allí encontró a Sarah, sentada en medio de un lecho de flores de un azul vibrante. Ella miró hacia arriba, sus ojos se llenaron de alivio y alegría. "¡Jack, me alegro mucho de que me hayas encontrado!". Jack corrió a su lado y la abrazó con fuerza. "Estaba muy preocupada, Sarah. Pensé que te había perdido para siempre". Sarah sonrió y sus ojos brillaban de emoción. "¡Encontré las flores más increíbles, Jack! Parecían bailar y cantar. Pero cuando intenté irme, me perdí. Lo siento".

Jack le devolvió la sonrisa, aliviado de haber encontrado a su amiga. "Está bien, Sarah. Ahora estamos juntos y eso es todo lo que importa". De la mano, regresaron a través del jardín venenoso, guiados una vez más por el camino de pétalos plateados. Las plantas parecían despedirse de ellos, sus hojas susurrando suavemente con la brisa. Cuando salieron del jardín, los aldeanos se quedaron sin aliento de asombro, porque nunca habían visto a nadie aventurarse a entrar y salir ileso. A partir de ese día, los pequeños Jack y Sarah nunca hablaron de su aventura en el jardín venenoso. Seguía siendo su secreto, un vínculo que los uniría para siempre. Y mientras continuaban explorando las maravillas del mundo, sabían que su amistad siempre sería fuerte, incluso frente a los desafíos más venenosos. ¿O no?

Mi Jardin VenenosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora