𝚙𝚛𝚘́𝚕𝚘𝚐𝚘

186 22 2
                                    


El auto de la familia Chou Minatozaki se dirigía a lo que sería unos merecidos días de vacaciones, en casa de los padres de la menor, la cual se encontraba ubicada en una playa un poco apartada de la ciudad.

Dentro el ambiente iba algo tenso, puesto a que la mayor no se acostumbraba a que los padres de su esposa por fin la hayan aceptado y le hayan pedido a su hija que la llevara a pasar algunos días.

La japonesa cada cierto tiempo voltea a mirar a su pequeña hija de apenas 7 meses que yacía en el asiento trasero sosteniendo un juguete, y luego voltea a su esposa sonriente, que sinceramente, se encontraba así después de la llamada de sus progenitores la noche anterior.

Cabía decir que las dos muchachas no habían tenido una vida nada fácil.

Una perdió a sus padres siendo apenas muy joven, haciendo que ella quedara a cargo de su empresa y todas las cosas que conllevaban. Está claro que fue duro, y de hecho ella aún no lo supera del todo, y digamos que sólo ha aprendido a vivir con ello.

Mientras que la otra, contaba con padres homofóbicos, y al enterarse de la sexualidad de su hija no dudaron en echarla de la casa, y esta siendo muy joven tuvo que quedarse en casa de una amiga, convirtiéndola en una trabajadora para ayudar en los gastos de la casa.

Aún así, a pesar de todas las dificultades que tuvo cada una, fueron capaces de encontrar la felicidad en la otra, y luego de algún tiempo de conocerse bien, decidieron contraer matrimonio. Y claro que fue mal visto, si Minatozaki Sana viniendo de una familia súper adinerada, pasaría el resto de su vida con una chica común y corriente, como solían llamarle a Chou Tzuyu, por supuesto que recibirían la desaprobación de todos. Pero eso no les importó mucho, porque no le estaban haciendo mal a nadie, y les demostraron que no les afectaban en nada, que aunque nadie asistió a su boda, eso no era importante, porque se tenían mutuamente y así eran felices, sólo siendo ellas mismas. Y tiempo después les llegó la inesperada y satisfactoria noticia de que la familia se incrementaría.

-Chou Minju, no babees el juguete -Regañó la mayor a su bebita que apenas la entendía.

-Cariño, te noto algo tensa, ¿Qué pasa? -Interfirió la Chou mayor.

Sana regresó la vista al frente, en sus ojos se notaba un deje de nerviosismo, y claro que lo estaba. No era fácil. Ella escuchó un claro suspiro de su esposa, por lo que dirigió su vista a ella.

-Es normal que te sientas así, pero tranquila mi amor, ellos te amarán, ya verás -Miró brevemente a su tesoro más pequeño -Y claro que a ti también mi pequeña -.

La japonesa no pudo evitar sonreír levemente.

-Eso lo entiendo Tzu, pero.. - Sus palabras se vieron interrumpidas cuando el auto se desvió un poco al ser impactado en la parte trasera por otro auto. Ambas mayores arrugaron el ceño, y el llanto de la más pequeña no se hizo esperar.

-Que?.. -

Otro impacto, esta vez un poco más fuerte.

-¡Tzuyu! ¡Estaciona el auto, ya! -Y se apresuró a agarrar a su pequeña y sujetarla entre sus brazos para intentar tranquilizarla.

La taiwanesa capta, pero justo cuando se iba a desviar para estacionar el auto y ver que ocurría, un impacto, mucho más fuerte, las termina descarrilando completamente, haciéndolas impactar al instante con un puente, y este al romperse las hizo caer.

Ese día, todo se puso patas arriba. Ambulancias y policías por doquier, todos querían saber quién había atentado contra la prestigiosa señora Minatozaki y su familia. Todos buscaban las respuestas, y nadie las encontraba.

Para todos, ese día la esposa de Minatozaki murió.

𝗍𝗁𝖾 𝗐𝖺𝗒 ─ 𝗌𝖺𝗍𝗓𝗎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora