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— Jimin, querido, tienes que darme más galletas de esas.

— Enseguida, señora Lee— Jimin tomó la bandeja de galletas recién glaseadas y volvió hacia el mostrador.

La noche anterior se había acostado tarde charlando con JungKook y no había entrado en sus planes tener que llevar solo la pastelería el sábado por la mañana, pero a Taehyung le había cancelado la niñera y no había llegado aún.

— ¡¡Oh!! ¡Y están recién hechas!— exclamó la señora Lee. Miró las galletas con azúcar en forma de corazón y decoradas en rojo con la receta secreta.

En algunos blogs y columnas de comida de la zona, habían comentado si las galletas no serían solo un truco publicitario, pero Jimin había dejado que hablarán sin intervenir. A todos les gustaba especular sobre su <fórmula especial>  o sobre si era simplemente una cuestión de sugestión. Después de todo, ¿Quien había oído hablar de galletas que atrajeran la atención sexual de otra persona? Pero las especulaciones incrementaban su negocio, pues animaban a la gente a comprobar si eran auténticas.

Jimin sabía por experiencia que funcionaban de verdad.

JungKook le había explicado que el extracto de feromonas que usaba, era un derivado inofensivo del apio, que reaccionaba solo con la química del cuerpo de un adulto. Quien lo comiera tenía que sentirse atraído por alguien para que los <potenciadores> de la galleta hicieran efecto, así que no había peligro de que las usarán como algún tipo de arma para aprovecharse sexualmente de nadie.

Después de muchas pruebas, las servía con confianza y ni ha tenido quejas por parte de sus clientes. Los niños solo notaban los efectos del azúcar, pero Jimin había descubierto que guardarlas en una vitrina especial <solo para adultos> detrás del mostrador aumentaba su misterio y las ventas.

— Aquí están. ¿Cuántas quiere?

— Me las llevaré todas.

Jimin la miro con la boca abierta, sus galletas especiales no eran baratas. Si la señora Lee las compraba todas, él se quedaría sin galletas para ese día. Tendría que darse prisa en hornear más o decepcionar a otros clientes mas tarde.

— ¿Todas? No sé congelan bien— dijo. Le costaba rechazar una venta, pero...

— ¡Oh!, ¿De verdad?— preguntó su clienta decepcionada.

— Bueno, sabrían bien, pero congelarlas reduciría su efecto — respondió con un guiño, aunque no sabía si lo que decía era cierto.

— En ese caso, ponme media docena. Me tomo dos todas las tarde con el café y Minho hace años que no estaba tan atento.

— Me alegra oírlo— Jimin sonrió aliviado.

Estar allí solo resultaba ya bastante ajetreado sin tener que preocuparse de hacer más galletas. EunWoo le había dejado mensajes y él había pensado en llamarlo, pero entre ocuparse del mostrador y trabajar en la cocina, no había parado ni un segundo.

Colocó las galletas en una caja blanca tarareando la música que sonaba en el altavoz y ató la caja con una cinta roja que mostraba el nombre de la tienda.

— Aquí tiene señora Lee. Son treinta dólares.

La mujer le entrego el dinero con una sonrisa.

— Gracias, Jimin.

— No las coma todas de una vez. No querrá que Minho pierda el control— le advirtió Jimin cuando entraban dos clientes mas por la puerta.

— ¡Oh,no! Toma medicación para la hipertensión, pero el ejercicio extra le viene bien— respondio la mujer de edad mediana con una risita, antes de salir.

열정적인 마음| Corazón Apasionado| KMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora