Prólogo

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Muy bien, hagamos esto una vez más.

Muy bien, hagamos esto una vez más

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Me llamo Egan Kubdel. Nací en Nueva York, una ciudad que nunca duerme... y que ahora tampoco me pertenece.

Cuando tenía catorce años, una araña radioactiva decidió que yo sería su última víctima. El resultado: superfuerza, reflejos mejorados, la capacidad de trepar paredes... lo de siempre.

La diferencia fue que no estuve solo. Peter Parker, el Spiderman original, me encontró, me entrenó y me enseñó que con un gran poder... bueno, ya conocéis la frase. Él fue mi mentor, mi amigo, mi familia.

Juntos salvamos la ciudad más veces de las que puedo contar.

Y luego, un día, ya no pudimos salvarlo a él.



Y luego, un día, ya no pudimos salvarlo a él

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Antes...

—¿Lo estoy haciendo bien? —pregunté, aferrándome a la pared de un callejón con pies y manos como si mi piel estuviera hecha de pegamento.

—¡Vas genial! ¡Ten cuidado con...!

—¡AAAAAAAH!

—...caerte.

El golpe contra el suelo fue menos doloroso de lo que esperaba. Más que nada porque acabé de cabeza en un contenedor lleno de basura.

—No te preocupes, junior, aprenderás a aterrizar con estilo.

—Voy a vomitar.




Otro día

Me agaché justo a tiempo para que un coche volara sobre mi cabeza. Sí, un coche. No me dio de milagro, pero no pude decir lo mismo de la pared detrás de mí.

En el aire, Spiderman se balanceaba con agilidad, esquivando un aluvión de objetos que un lagarto gigante le lanzaba como si fuera un concurso de feria.

—¡Vamos, novato! ¡Te acabarás acostumbrando!

—¡Jamás me acostumbraré a algo así! —Me sacudí el polvo del traje nuevo y miré alrededor—. ¡Es mi primera misión! ¡Se supone que empezaríamos por algo fácil!

—¡Me gusta enseñar sobre la marcha!

Genial.





Ahora...

Hace seis meses, todo cambió.

Villanos escaparon. Hubo un desastre. Peter se sacrificó para salvarme.

Podría dar más detalles, pero... no estoy listo. Tal vez nunca lo esté. Lo único que importa es que él no está aquí, y yo sí.

Mi madre luchó todo lo que pudo. Aguantó meses en el hospital, pero al final... su corazón simplemente no pudo más.

Ahora no me queda nadie en Nueva York.

Nunca tuve padre, ahora tampoco tengo madre.

Y por eso, estoy en un avión con destino a París, donde me espera mi tío, Alin Kubdel, y sus hijos. Mi prima Alix dice que la ciudad es genial, que aprenderé a quererla.

Yo solo sé que cada día que pasa, la máscara pesa más. Cada noche, me cuesta más ponerme el traje. Pero sigo haciéndolo. Porque Peter creía en mí. Porque, aunque me duela, ser Spiderman es lo único que me queda.

Y ahora, una nueva ciudad. Una nueva vida.

¿Qué tan mal podrían ir las cosas?


Buenaaaas! Esta historia la publiqué hace un tiempo y la borré porque no me convenció

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Buenaaaas! Esta historia la publiqué hace un tiempo y la borré porque no me convenció... pero la estoy volviendo a escribir!

𝙒𝘼𝙉𝙉𝘼 𝘽𝙀 𝙔𝙊𝙐𝙍𝙎 // 𝘾.𝘽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora