•Capítulo tres•

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Una enfermera caminó hasta la habitación 213 y tocó la puerta antes de entrar levemente dando solo un paso

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Una enfermera caminó hasta la habitación 213 y tocó la puerta antes de entrar levemente dando solo un paso.

— Hola Deku, recuerda que debes asistir a tu terapia en diez minutos. — El peliverde asintió guardando su cuadernillo.

Antes de cerrarlo le dió una ojeada y vió como en la hoja solo habían retratos y bosquejos de Eijirō, quizá solo ver al héroe le estaba afectando.

Se vistió y se puso una pulsera que le dieron para poder salir de su habitación. Con ella logró ir al pasillo y dirigirse a la oficina donde tomaba sus terapias.

— Pase. — Se escuchó.

El pecoso solo entró y se sentó en el sillón sin saludar ni nada. — Hoy no te tuvieron que traer a rastras, es un avance. — Sonrió el doctor.

— Cállate y comienza con las estúpidas preguntas. — No se llevaba bien con ese estúpido psicólogo.

— Creo que no estás de muy buen humor. — Dijo anotando algo en su libreta.

El idiota no vino hoy. — Pensó para sus adentros. — No te importa.

— ¿Que te parece si hoy conversamos sobre tu rutina cuando estabas en la liga? — Preguntó despegando su vista del papel y acomodando sus lentes para mirarlo y tomarle atención.

Deku se quedó callado durante un tiempo. — Todos los días hacía lo mismo, no hay nada interesante que pensar.

— ¿Matar no es nada interesante? — El asesino apretó los dientes al estar siendo increpado.

Deku se mordió el labio dudando si soltar lo que tenía en la mente. — No quería, afo me obligaba.. — Murmuró bajando la mirada.

— ¿Afo? — El contrario asintió. — ¿O Tomura?

Un silencio domó la sala. — Tomura.

Rody anotó eso, tenía una leve idea de la manipulación que sufría el peliverde en ese lugar.

— Escucha, Deku. Se que aún no me tienes confianza, pero yo estoy dispuesto a escucharte en cuanto te sientas listo. No importa cuando sea, tu llámame, ¿Sí? — Tomó las manos del contrario quien le miró a los ojos y asintió.

— Está bien. — Tomó aire. — Pelos de escoba.

El mayor suspiró. — Jamás cambiaras mi apodo, ¿no? — Deku negó divertido. — Ahh.. Bien, puedo vivir con eso.

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Eijirō corría lo más rápido al reformatorio con una bolsa de papel en su mano. Esperaba que Deku no lo quisiera matar

Llegó corriendo y tocó la puerta. — Zuzu, ¿puedo entrar? — Preguntó con voz lastimera.

— Vete, idiota impuntual. — Escuchó dentro de la habitación.

— Perdón Zuzu, tuve un problema. — Mintió apoyándose en la puerta. — ¿Me dejas entrar, porfavor?

Hubo un gran silencio que Eijirō interpretó como un "Si", así que abrió la puerta y vió al pecoso acostado en su cama.

— Hola Zuzu. — Saludó siendo ignorado, agachó la cabeza viendo el empaque. — Me retrasé porque te traje algo.

Al parecer eso le interesó al peliverde y se acercó a la ventana sentándose en la silla cruzado de brazos.

— Toma. — Pasó la bolsa por un pequeño hueco y Deku la tomó viendo su contenido, Eijirō podía jurar que sus ojos brillaron al analizar lo que había dentro.

Tomó uno del empaque y se lo llevó a la boca para darle una pequeña mordida. Eran los bollos que había comprado en la tienda cuando fueron de paseo.

— Espero haberte comprado los que te gustan, tuve que preguntarle a la chica cuales habías pedido ese día. — Explicó viendo a Deku comer con los ojos iluminados y podía jurar, una leve sonrisa.

— Son tan ricos. — Murmuró satisfecho de haberle dado un gran mordisco a ese pan tan exquisito. — Te perdono por llegar tarde.

Eijirō sonrió. — Prometo que todos los miércoles te traeré bollos.

— Te mataré si no lo haces. — Ambos rieron.

— Por cierto. — Deku lo miró. — Las enfermeras me dijeron que no quieres tomar tus medicamentos y que te tienen que amarrar.

El menor se removió incómodo. — Son unas hijas de puta.

— ¿Porqué no quieres tomar tus medicinas? — Preguntó preocupado.

El contrario agachó la cabeza. — No sé tragar las pastillas y ellas son muy bruscas. — Murmuró avergonzado.

Eijirō esbozó una sonrisa. — Pediré que me den tus pastillas y yo te las daré, se me ocurre una solución.

— ¿Que diferencia hay si me las das tu o ellas?

— ¿Te gustan las gomitas? — Deku asintió. — Voy a comprar gomitas hechas con tu  medicamento, así no se te hará difícil tomarlo.

El peliverde apretó los labios, se le hacía tan raro que alguien se preocupara por él. — Si, eso suena bien..

El estudiante se sentía muy feliz, puesto que los doctores le habían dicho que desde que comenzó a interactuar con él había tenido una gran mejora.

— Rody dijo que has asistido a tus terapias.

— El pelos de escoba es un chismoso, pero me cae bien. — Opinó con una sonrisa socarrona. — Es un imbécil, pero no es como los demás, no me trata como si le fuera a clavar un cuchillo en la espalda.

— Eso es bueno. — Dijo. — ¿Te gustó el paseo del otro día?

— ujuhm. Fue divertido. — Hubo un silencio. — Quería preguntarte algo.

— ¿Sí?

Deku tragó. — ¿Tu.. Sabes algo de... Dabi? — Preguntó nervioso tronando sus dedos para aliviar su tensión.

— ¿Dabi? — El menor asintió. — Creo que está en prisión con terapia.. Hawks está a cargo de él y según yo están saliendo.

Deku abrió los ojos en grande quedándose estático. Eijirō lo notó y se extrañó. — ¿Pasa algo, Zuzu?

— N-nada.. — El Alfa logró notar como el otro bajaba la cabeza. — ¿D-de veras está saliendo c-con alguien más? — Murmuró con la voz quebradiza.

— Bueno, no lo podría asegurar pero los eh visto besarse un par de veces. — Izuku se hacía pequeño en su asiento a la par que Eijirō hablaba. — ¿Estás bien, Zuzu?

El pecoso tragó saliva. — Mejor ve con el pelos de escoba porque dijo q-que quería hablar  contigo.

— Está bien, nos vemos luego Zuzu.

Eijirō salió de la habitación y Deku se permitió soltar las lágrimas que llevaba reteniendo. Las gotas de agua se deslizaban por sus mejillas hasta caer en su pantalón blanco del uniforme del psiquiátrico.

N-no es cierto.. no es verdad. — Pensó mordiendo sus uñas con ansiedad. — El no me haría eso.

Se tiró en la cama mojando la almohada con sus lágrimas. — No es verdad, no es verdad.. — Lloraba dando golpes al colchón. — É-el me ama, me prometió que lucharía por mí..

Los dedos de Deku comenzaron a sangrar de tantas mordidas que el pecoso le había provocado. Las sábanas blancas que vestía su cama se tiñeron de carmín y le importó poco el sonido de la puerta.

— ¡Zuzu!

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⏰ Última actualización: May 22 ⏰

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Amor es amor. || KiriDeku [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora