CAPITULO 11; MIEDOS

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Familia feliz. Pareja feliz. Vida feliz.
Todo eso tenían Draco y Harry. Felicidad. Era lo que les rodeaba, era lo que sentían. Harry pudo sentir como Narcissa y Lucius lo aceptaban cada vez más. Pudo sentir como el odio que traía Lucius hacía el,
disminuía. Cada día estaba más enamorado de Draco, desde aquella declaración, sus vidas fueron perfectas, demasiado perfectas. Siempre estas historias tienen que tener un toque rosa. Pero, no es así. Nadie. Literalmente nadie. Puede tener lo mejor del mundo, ser la persona más afortunada del mundo, sin que le pase una desgracia. Esa palabra, le hacía dar escalofríos a Harry. El es una persona positiva, pero le daba mala espina el hecho de que todo, literalmente TODO, iba demasiado bien. No le dio importancia al principio, no. Más bien agradeció, por estar un rato en paz con Draco.

Harry y Draco habían quedado en encontrarse en un cafetería de Hogsmeade. Hace algunas semanas no se veían, por temas personales.
Harry al llegar pudo ver aquella cabellera rubia, sentada esperándolo con una taza de café. Sonrió de lado y se adentró a aquel lugar. Harry, por un momento no notó el estado en el que estaba el rubio. No.
No vio que le rubio literalmente tenía los ojos caídos, bolsas negras colgaban de ahí, estaba demasiado pálido, y sus ojos plata. . . Ya no eran de ese color, no. Eran un tono más. . . Negro.
Harry se sentó, sin quitarle la vista al rubio, preguntó. "¿Que te paso?". Draco no contestó. "No me ignores, ¿para que me citaste aquí?".
Draco no hablaba, ni siquiera miraba a Harry. Este solo movía la cuchara de un lado a otro, tratando de buscar palabras para decirle a Harry lo que en verdad pasaba.

"Te amo"

Aquellas palabras salieron de la boca de Draco. Para Harry, fueron las más horribles, sin sentimientos, sin emoción, sin nada. Esas palabras eran falsas, no se las decía Draco, no. Alguien más estaba ahí, controlando al rubio.

"Te amo con toda mí alma, moriría por ti si tuviera la necesidad, prometo protegerte con mí alma. Prometo, que nadie te hará nada mientras yo esté a tu lado. Y si no lo estoy también, no permitiré que nadie te toque un pelo, Harry. "

Harry no sabía que decir o qué hacer, miraba a aquel rubio, quien todavía no lo miraba a el. Bufo gracioso levantando una ceja, haciendo que el rubio por fin lo mirara, pero, ya no de la misma forma. Está vez era diferente, su mirada era diferente, sus ojos eran diferentes, todo en Draco era diferente. Eso por alguna razón a Harry le dio un vuelco en el estómago.

"¿De que mierda hablas? "

Dijo Harry alzando la voz, haciendo que algunas personas lo miren por unos segundos. Draco no mostraba reacción, solamente miraba al de lentes, quien mostraba enojó en su rostro.
El rubio largó un suspiro profundo, se levantó de aquella silla y se puso frente a Harry. Agarro su mano, la levantó y la beso.
" Perdoname, encerio perdon " dijo Draco, haciendo que Harry levantar la ceja algo extrañado. El rubio sin decir más, se fue de aquel lugar dejando a Harry solo. Lo sabía, el lo sabía, algo tenía que pasar y EL LO SABIA. Se levantó bruscamente, y se retiró de aquel lugar, caminado directo hacia el tren, suspiro profundo, algo agitado. Juraba que iba a perder la cabeza. Esas palabras dichas por el rubio a Harry le daba asco, eran tan Draco pero tan Malfoy, que no sabía cómo reaccionar, sentía engaño y amor a la vez.
Se dirigía hacia la casa de los Weasley, quería hablar con Ron, Hermione o llegar e irse hacia el campo y perderse. Draco se había ido y Harry no vio a dónde, pero definitivamente a su casa no iba. No sabía dónde estaba, no daba señales y se despidio hace nada, de una manera ridícula y tan Malfoy.

"¿Que mierda te paso, amor? "

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Quidditch . DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora