Capítulo seis

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Akaashi ya había dado la orden de revisar las trampas y la seguridad de los alrededores. Le agradeció a los alfas y betas que también se ofrecieron para ayudar había notado que muchos jóvenes recién cumplidos la mayoría de edad estaban comenzando a aceptar más tareas de riesgos físicos y trabajos duros.

-Akaashi-san -se acercó uno de los muchachos que habían terminado de llevar unos materiales ligeros a la zona de construcción de las casas.

-Yūki-kun ¿todo bien? -pregunto al verlo algo cansado y con las palmas de sus manos rojas. Aquel muchacho era un poco más alto que él pero eso era debido a las castas que poseían.

-Me siento increíble Akaashi-san -limpio sus manos con su yukata- quería saber si habían más tareas como estas, en donde mis amigos y yo podamos participar.

-Nos viene de maravilla ese interés -halago y el alfa contrario se sintió orgulloso- Nekomata-san siempre está requiriendo gente para sus trabajos, podrían preguntarle.

-Le preguntaré de inmediato, muchas gracias Akaashi-san. Me retiro -se inclinó para despedirse pero antes de andar la voz de Akaashi lo interrumpió.

-Te acompañare, después de todo también voy para allá -se puso a un lado del joven y ambos comenzaron a ir por el sendero- te quiero preguntar algo Yūki-kun

-Dígame -el tono que uso su mayor lo preocupó un poco, quizás se habían enterado de alguna travesura que hizo hace mucho tiempo y eso lo asustaba.

-¿Porqué ese interés tan repentino que obtuvieron todos? -soltó la pregunta y el alfa pudo relajarse un poco.

-¡Ah, eso! Es por el prisionero que está ahora en el pueblo -hablo recordando la charla que tuvo con sus amigos después de verlo saliendo del río.

-¿Por Bokuto-san? -Yūki asintió a la pregunta- ¿Porqué?

-¡¿No lo ha visto?! ¡Ese tipo es enorme! -admiraba la felicidad y libertad con la que hablaba sobre Bokuto- ¡Todos queremos el físico que tiene! Es por eso que muchos comenzaron a esforzarse en tareas difíciles para ya sabe... mejorar el cuerpo.

-Entiendo -cruzó sus brazos, escondiendo sus manos entre sus ropas- deben saber que Bokuto-san debe llevar años entrenando, no será fácil que igualen su cuerpo.

-¡Lo lograremos de todas formas! -ya estaban lo suficientemente cerca de la construcción para que Akaashi viese los alborotados cabellos bicolor que tuvo que cortar la emoción de Yūki con su charla.

-Es bueno oír eso -interrumpió a la voz contraria- debo irme y tu también. Coméntale a Nekomata-san lo que me dijiste, seguro los ayuda a ti y a todos tus amigos -se fue caminando más rápido que Yūki para acercarse a Koutaro.

Vio como el alfa se quitaba el sudor de la frente luego de haber dejado unos bloques de piedra en el suelo, acomodándolos para formar un camino para llegar a la entrada de aquel nuevo hogar.

Parecía ser que el alfa ya podía identificar su olor a la distancia por que antes de siquiera estar cerca de él o hablarle, volteó en su dirección con una sonrisa enorme en su rostro.

-¡Agaashi! -se alejó de su trabajo pero una mirada amenazadora que sintió en su nuca lo detuvo, era uno de los tantos guardias.

-¿Como está Bokuto-san? -pregunto hasta estar completamente en frente del alfa.

-Agotado y cansado -había arremangado las mangas largas de su nueva vestimenta, mostrando los brazos trabajados del mayor- estos trabajos me destrozan demasiado.

𝐀𝐧𝐞́𝐜𝐝𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐫𝐨 - 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐚𝐤𝐚 - 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora