Capítulo nueve

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Estaba limpiando las heridas en las muñecas del rubio. Le traía recuerdos de cuando conoció a Bokuto. Le hubiese gustado estar con él desayunando antes que con cualquier paciente. Unto en las muñecas una crema especial para el dolor, al menos las trampas servían bien y lo pudo notar por la rojez que tenía el hombre en sus manos.

Las palabras de lev sonaron en su cabeza, es verdad lo que dijo. Es el segundo "intruso" en tan poco tiempo. Eso lo alertaba un poco. Tuvieron suerte con Bokuto al ser una persona controlada y receptiva pero no conocían la identidad de este nuevo ser.

Su vestimenta era una camisa blanca de mangas largas, sobre esta tenía un abrigo negro y sus piernas eran cubiertas por un pantalón de ese mismo color. Supuso que sus zapatos se había perdido por algún lado ya que no traía. No tenía heridas en los pies, por lo que pensó que cayó en las trampas por su propia torpeza y ambas manos quedaron atrapadas entre sogas.

Se limpió el sudor de la frente, comenzaba a sentir el calor de la mañana. Prefirió refrescarse con agua que tenía en un bowl alejado de la cama, misma cama en donde curo las heridas de Bokuto al principio.

Ahora todos sus pensamientos se basan en el alfa de cabellos bicolor. Desde el primer instante que lo conoció hasta ayer por la noche en donde le hizo conocer un placer nunca antes sentido. Sus sentimientos hacia él eran reales y los supo diferenciar. Amaba demasiado la sensación de estar con Bokuto. Estar rodeado de él y de su olor. Sus brazos abrazándolo o sus manos tocando su cuerpo. Las tardes en donde compartían comida o simplemente los baños en el río.

No podría alejarse del alfa.

Por más que la herida de su marca rota ardiera cuando estaba con el alfa, no le importaba, era un dolor que podía aguantar mientras Bokuto lo besaba en donde quisiera.

-¿Bok..Bokuto? -comenzó a despertar el alfa inconsciente, llamando el nombre de su amante- hijo de pe.. -no terminó su frase al notar que estaba atado en la camilla- Mierda

-Buenos días -saludo acercándose al alfa para ser respetuoso- Mi nombre es Akaashi Keiji

-¿Donde está? -pregunto directamente sin saber a quien se refería.

-¿Disculpe? -quizás estaba confundido.

-Bokuto. Estas bañado en su olor -comenzó a jalar de las ataduras que lo mantenían en la camilla- ¡¿Donde está?!

-Tiene que calmarse -acercó sus manos pero fue una mala opción ya que la atadura de su mano más cercana se soltó y el alfa pudo agarrar la muñeca del omega.

-¿Donde está? -volvió a preguntar apretando su muñeca haciendo que soltara un ruido lastimoso- ¿Te lo follaste?

Su conversación quedó interrumpida por la presencia de Yamamoto y lev, quienes ahora tenían asignado vigilar al nuevo intruso. Apuntaron con lanzas cortas al nuevo intruso buscando que obedeciera sin usar la fuerza.

-Suéltalo -hablo Yamamoto alzando la voz. Comenzaron a acercarse con las armas. Obedeció al notar que estaba rodeado y con pocas esperanzas de ganar una pelea ahora mismo- Dinos tu nombre

-Akinori Konoha -respondió viendo con el ceño fruncido a ambos alfas- Estoy buscando a un alfa alto, fuerte, imbecil y con cabellos bicolor.

-¿Que te hace pensar que está aquí? -fue momento de Lev para preguntar.

-Ese tipo -apunto a Akaashi- esta bañando en su olor. Es respuesta suficiente de que está acá.

-¿Buscas a Bokuto? -volvió a hablar el rubio. Quien veía extrañado a Akaashi. Era verdad lo del olor.

-A ese mismo desgraciado -hablo estresado y acariciando el puente de su tabique.

𝐀𝐧𝐞́𝐜𝐝𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐩𝐫𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐫𝐨 - 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐚𝐤𝐚 - 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora