[COITOOOOOO no bait]

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Finalmente era sábado, estaba a unos minutos de que Luis llegara a casa de su tía y los nervios se lo comían vivo.

Se miraba constantemente en el espejo, no quería verse tan mal, estaba seguro de que algo saldría mal y no quería cagarla más, Sebastián hizo suficiente con invitar a Luis de sorpresa.

Iba a ser la primera vez que dormirían juntos en su cama, había dormido en varias ocasiones en casa de Luis, pero hacerlo en su propio espacio le emocionaba por algún motivo, si era sincero con el mismo, podría decir que incluso le gustaba cuando podía abrazar al otro.

Dudo en quitarse los lentes, sería demasiado usarlos, a Luis le gustaba mucho ver sus ojos, pero en realidad a él le hicieron creer que estaba mal.

Quizás debería, también debería cambiar su usual sudadera azul, quizás un estilo un poco más casual, no termino de pensar en ello por los suaves golpes en la puerta de su cuarto, se asusto ligeramente, aún no acostumbrado a tener que ver acciones tranquilas y tener reacciones positivas.

—Miguel, ¿Puedo pasar?— el pelinegro abrió la puerta y volvió a sentarse frente a su espejo, dudando en si contarle lo que le pasaba, a su tía —¿Todo va bien? ¿Necesitas ayuda en algo?

El más joven no sabía si decirlo, pero la mujer se sentó en la cama, palmeó a un lado de ella, invitándolo a sentarse, Miguel duda, pero finalmente se acerca a la mujer adulta.

—me acuerdo cuando presente a tu tío con mi madre, estaba aterrada— usualmente, no escucha mucho de su abuela, su madre prácticamente se desquitaba y no le hablaba de su familia, supo de su tía por una vez que su madre llegó a su casa apestando a alcohol —tu tío pensó que mi mamá lo iba a sacar a patadas.

La mujer miro con algo de compresión a su sobrino, le quitó sus lentes oscuros de la mano y los coloco en su cara, le miro sonriente, solo como lo ha hecho desde que conoció a Miguel.

—a ese chico le gustas con o sin lentes, si estás mal vestido o no, en realidad no importa mucho, solo déjate llevar y haz que el se sienta cómodo.

—tu.... ¿Crees que de verdad le gusto así?

Miguel nunca le había agradado tanto a alguien, recuerda ser un niño solitario, al que nunca le hacían caso, recuerda sentarse solo en los descansos, a veces comía cosas de su casa (cuando las cosas estaban medianamente bien), a veces simplemente miraba como otros niños jugaban.

La mayoría del tiempo, los niños más grandes se le acercaban, quizás los únicos que en verdad lo hacían con intenciones de hablarle, en ocasiones extrañas, eran las niñas mayores quienes le hablaban, le hacían moñitos en su cabello y le decían cosas bonitas.

Entonces, su familia se rompe, su madre descubre que su padre abusa de él, lejos de ser el defendido, comienza a ser atacado, usualmente escuchaba de las mujeres más grandes que el era un niño bonito, tenía las facciones más lindas del mundo, incluso alegaban mucho para poder ser quienes le dejarán los pasadores o los moños en su cabeza, pero cuando las frases de su madre comenzaron a atacar su físico, se sintió acomplejado.

Se volvió un chico agresivo, todo el tiempo a la defensiva, recuerda que un día su madre le golpeó un ojo, llamándolo fenómeno por su heterocromia, conforme crecía, iba atacando más su físico, “estas gordo”, “eres horrible”, “ni siquiera eres un hombre en realidad”, “mira tus ojos, son asquerosos”, “no se que te vio tu padre, ni siquiera eres alguien lindo”.

Paso toda su vida acomplejado, creyendo nunca ser suficiente, todas las cosas buenas que le decían, eran en automático cosas malas, el creía que mientras nadie se le acercara, las cosas estarían bien.

Curiosidad [PanafrescoxPapulince]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora