Cap II

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Ambos chicos se encontraban en un descanso para comer, uno de ellos, Chishiya, había ido anteriormente al edificio general para hablar con su superior, Aguni.

¿Que por qué? Necesitaba saber más sobre el otro sin que este supiera su interés por él. Para él era básico hacer eso, lo hacía mucho en verano para no pasarla tan solo y se acostumbró.

—En el edificio general me han dicho que no han podido encontrar información tuya, ya sabes, para la lista. Me han preguntado que si podía avisarte para que vayas a dejarla— dijo como excusa, así aunque sea tendría información más tarde.

El otro levantó la vista del vaso de agua y lo miró.

—Ah. La rellene cuando llegué, no creo que sea necesario de nuevo. Quizás se confundieron— respondió tranquilo, volviendo su vista al vaso y plato vacío.

—O no llegó.

—Puede ser, sí. Da igual, después veré que hago.

Miró de un lado a otro aburrido y dio un trago al agua servido en su vaso.

—No sé por qué tienen tanto miedo de esa plaga, la verdad— comentó de repente el peli negro haciéndose una media coleta, la que llevaba siempre.— No dan nada de miedo.

—Yo me encontré unos cuantos viniendo aquí. Si bien exageran mucho, tampoco hay que celebrar victoria tan rápido— respondió el otro analizándolo tan rápido como podía.

De repente, dos chicas se les unieron, las dos eran altas, una peli negra con el pelo por los hombros y otra castaña con el pelo por los pechos. Ambas parecían bastante fornidas, hábiles y útiles en combate. Al contrario que Chishiya, que a simple vista no tenía nada que hacer ahí.

—¿Os habéis enterado? Van a ascender a gente— dijo la castaña con un brillo en los ojos— espero que me elijan, ¿vosotros no?

—Según tengo entendido, las pruebas son bastante difíciles de pasar. Aunque yo siempre he entrenado muy duro, tampoco sería mucho— dijo la otra comiendo guisantes, patatas asadas y hamburguesa. —La gente suele exagerar.

El peli negro decidió sumarse. —Ya. A mí sólo me interesa por las armas avanzadas y privilegios. Mis padres eran muy estrictos con lo que hacía, así que no me dejaban salir mucho de casa— complementó con una explicación y siguió bebiendo agua.

El rubio lo miró de arriba abajo y levantó una ceja.

—¿No vas a comer? Llevas todo el rato removiendo y bebiendo.

—No tengo hambre— dijo. Aunque para sus adentros tenía unas ganas grandísimas de comerse todo el plato. ¿El qué se lo impedía? Podía hacer lo que quisiese con su cuerpo, ¿por qué no disfrutar de una buena comida llena de proteínas?

Él tampoco lo sabía. Simplemente le daba asco.

Se levantó de la mesa, mareandose fuertemente en el proceso. Algo que se preguntaba miles de veces era la necesidad de esos mareos y desmallos.

Chishiya, con los ojos puestos en él, advirtió el mareo del contrario y lo agarró antes de que se cayera o algo peor. "Esto es demasiado raro".

Se levantó con él y lo miró unos segundos más antes de preguntarle.

—¿Estás bien? Puedo ayudarte si quieres, no me es problema llevarte hasta tu habitación— le dijo ofreciéndole la mano.

Niragi se quedó pensando. "¿Dejar que me ayude y quedar como un débil o negarlo y desmayarme en frente de todos? Me quedo con la primera, desgraciadamente."

—Bien.

Chishiya con poco esfuerzo consiguió sostener al otro antes de que este cayera en redondo al suelo. Siguieron caminando hasta alejarse, y cuando el rubio lo vio suficiente paró, haciendo parar también al peli negro.

—¿Tienes anemia o algo? No quería preguntarte delante de los demás por si te molestaba— ladeó la cabeza dudoso e intentó sonreír para no parecer tan serio.

—No lo sé.

Continuaron la marcha, hablando y riéndose un poco de sus desgracias.

—Deberías ir al médico, es peligroso si sigues así, Niragi— dijo, con la poca esperanza de convencerle.

El más alto giró su cabeza para abajo con la intención de poder ver el rostro del contrario.

—Ya lo he hecho, pero no me detectaron absolutamente nada.

Sentenció, y Chishiya se preguntó porque tanto empeño en cuidar alimentación, en mantener su "abdomen mañanero" cuando ya era la hora de la cena.

Chishiya cuando anunciaron el servicio estuvo tan empeñado en entrar a la formación que convenció a los generales en poco más de mes y medio, logrando ser uno de los más desgastados físicamente. Solo quería liberarse de la universidad, tener algo más que agujas, anestesia y analgésicos. Y esa guerra le venía de perlas.

Suspiró y se acercó a Niragi, que aún estaba girado hacia él y puso su brazo alrededor de su cuello.

Siguieron andando hasta llegar, y cuando lo hicieron se quedaron en un silencio casi absoluto.

Los dos eran hombres necesitados de libertad y esperanzas. Cada uno haciéndolo ver de distintas formas. Distintas formas, pero todas absolutamente válidas.

815 palabras!! Hacía mucho no escribía algo que sentía mío, que sentía para mí. Por suerte tuve a mi novia que me ayudó a crear la trama, aunque yo obviamente la desarrollé e hice todo. Espero que os guste tanto como a mí me está gustando escribirla. Muaks.

Just a man.「にらしや。」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora