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James Gordón siempre estaba puntual en comisaría, específicamente en los casilleros, que, casualmente el suyo estaba al lado del de Gustabo, claramente el Subinspector disimulaba a la perfección cuando detallaba el rostro al Inspector Jefe, cada fracción en particular que lo diferenciaba.

A James Gordón le encantaba Gustabo García, así como a Gustabo le encantaba el rosa palo.

A unos pocos pasos de su taquilla, pudo ver a García hablando animadamente con el Subcomisario Noah Holyday, trato de no verlo demasiado.

Ese Gracia bien sabía que James no le despegaba la vista de encima, sabía que ese Subinspector lo miraba, a lo que Gustabo dio una risa discreta.

Le dió un poco de celos pero trato de disimularlo lo mejor posible, hasta que llegó el oficial Caseres, quien lo vio divertido.

El menor solo esperaba el momento perfecto para agarrar valor y declararse, ya que ellos dos tenían una bonita amistad, lo que le daba miedo echarla a la mierda.

Las fuerzas parecían nunca llegar, estaba desesperado, y cada que parecían reunirse lo dejaban solo en el último momento, el tan solo patrullar con García hacia que su cuerpo temblara pero lo disimula bastante bien, y ni hablar de cuando García se acercaba a ella modo de juego, eso lo proporcionaba un ataque de pánico y se ponía totalmente nervioso.

—¡Ya ve con ese viejo!— Grito Filadelfo, cagandose de la risa al ver lo rojo que se puso su superior y amigo.

—¡Vete a tocar los cojones a otro lado Filadelfia!— Grito Gordon echo un mar de nervios y furia, tenía que Gustabo los hubiera escuchado.

Mientras tanto, Noah y Gracia lo habían escuchado todo, a lo que Él inspector Jefe se tapo con el cuello de su camisa rosa palo su sonrisa, mientras miraba a holiday, quien se carcageaba a gritos.

Esas situaciones casi siempre pasaban, pero de manera distintas.

Rosa Palo! // Gortabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora