Rosa Palo! // Gortabo

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Esa noche, después de un largo día de patrullaje y de sentirse meramente ansioso al no ver a Gordon, Gustabo se encontraba acostado en su cama, repasando los eventos del día. La tranquilidad de la noche le permitía reflexionar sobre la complejidad de sus emociones y la situación en la que se encontraban él y James. Pero algo o mejor dicho alguien, no lo dejaba pensar con claridad.

"Gustabito.... ¿Te haz olvidado de tú mejor amigo? Jajajaja!"

Justo cuando estaba a punto contestarle, su teléfono vibró con un nuevo mensaje. Era de James.

"¿Podemos encontrarnos? Tengo algo para ti. - J.G."

A pesar del riesgo que implicaba a esas horas de la noche y que muchos quieran su cabeza, la idea de ver a James, aunque solo fuera por unos momentos, llenó a Gustabo de una tranquilidad indescriptible, lo que menos quería era escuchar su estúpida voz nuevamente.

Rápidamente, tecleó una respuesta, acordando un lugar y una hora para su encuentro clandestino.

Se vistió con discreción, optando por ropa oscura que se mezclara con la noche. Antes de salir, echó un último vistazo al espejo, asegurándose de que no hubiera nada en su apariencia que pudiera delatar su identidad, al menos por unos minutos.

El lugar de encuentro era una pequeña playa a las afueras de la ciudad, una que conocían bien y que solían visitar juntos antes de que su relación se convirtiera en un secreto en dónde también se realizaban atracos en el Yate de ahí.

A pesar de la oscuridad, Gustabo encontró a James esperándolo en su roca favorito, dónde la luna podía bañarlos de su luz sin ninguna interrupción.

—No sabes cuánto he esperado este momento —dijo James, su voz baja pero llena de emoción, mientras se ponía de pie para saludar a Gustabo.

—Lo siento por hacerte esperar, Gordon, sabes que no es fácil para mí... —respondió Gustabo, permitiéndose por un momento sentir las calidas manos de gordon rodearlo.

James le entregó un pequeño paquete, envuelto con cuidado y atado con una cinta, obviamente del. Olor favorito de Gustabo, el rosa palo, lo abrió con manos temblorosas, revelando un pequeño libro de fotografías que documentaban varios momentos de su relación con amigos y de ellos solos: desde su primer encuentro, pasando por sus risas compartidas.

La favorita de Gustabo era una en dónde Isidoro estaba reposando y firmando su compromiso de bodas con Freddy, con su boca, pero también había una en dónde él estaba sentado arriba del capo de coche patrulla, mientras veía a Gordon ir con él, y a lo lejos estaban Noah, Freddy, Isidoro, Moussa, Kayle, Snowy y Filadelfo viéndolos con una sonrisa.

Nunca se había percatado de que habían tomado esa foto, seguro había sido Casares el que había tomado la foto.

—Quiero que tengas esto —dijo James, su voz cargada de emoción—. Para que nunca olvides lo mucho que significas para mí, sin importar lo que el mundo piense o diga. Sin importar lo que pienses Gus...

Gustabo no pudo contener unas lágrimas traicioneras que brotaron de sus ojos, conmovido por el gesto y el significado detrás del regalo. Con cuidado, cerró el libro y lo guardó en su chaqueta, Evitando a toda costa que James lo viera en ese estado.

—Gracias... —murmuró Gustabo, antes de abrazar a James, Intentado que su disgusto al contacto físico se fuera por unos momentos.

Se quedaron abrazados bajo el brillo de la luna en su pequeño refugio lejos de los juicios y las miradas indiscretas.

Después de varios momentos preciosos, sabían que debían separarse de nuevo, volver a sus vidas separadas con la esperanza de que, algún día, podrían vivir su amor abiertamente. Pero por ahora, esos breves encuentros en la noche tendrían que ser suficientes, alimentando sus almas hasta la próxima vez.