Rosa Palo! // Gortabo

5ive

El día había comenzado con la habitual carga de tensión que imperaba en la comisaría, pero para Gustabo, la sorpresa de la mañana había transformado completamente su estado de ánimo. Con la camisa rosa puesta y una sonrisa que no podía ocultar, se encontró caminando con una confianza renovada hacia el coche patrulla donde Isidoro ya lo esperaba. Fuera de comisaría.

Isidoro, al verlo acercarse, no pudo evitar fruncir el ceño de una manera coqueta, pero intrigado por el cambio de atuendo de su amigo.

—Tete, ¿Y esa camisa nueva? ¿Hoy no era día de gris? —preguntó con cierta curiosidad pero sin quitar ese tono audaz y pícaro en su voz, mientras encendía el motor del coche.

Gustabo se acomodó en el asiento, sin poder contener una sonrisa orgullosa.

—¿Y a ti que pollas te importa?... Fue un regalo—respondió, tratando de mantener la voz neutral, pero el brillo en sus ojos delataba su alegría.

Isidoro lo miró con una mezcla de sorpresa y escepticismo, pero decidió no indagar más. Conocía bien a Gustabo; si quería compartir detalles, lo haría a su propio tiempo.

—Te queda bien el rosa Tete, como para besarte todos tus labios—comentó finalmente, con una sonrisa cómplice, antes de arrancar el coche patrulla hacia su primera parada del día.

Pero no Isidoro no apagó la radio, por lo que se escuchó en toda la radio general, haciando que el mismo Gordon lo escuchase.

"¡Modo Charlie, cojones!

Menciono Gordon,con ciertos celos. A lo que Gustabo solo se rio junto con Isidoro.

Mientras patrullaban las calles, Gustabo no podía evitar pasar su mano sobre el lugar donde las iniciales J&G estaban bordadas en la camisa. Se disimulaba ya que arriba traía su chaleco anti balas.

Era un pequeño gesto, pero cada vez que lo hacía, sentía una ola de calor y seguridad. James había pensado en cada detalle, incluso en cómo le gustaba mostrar sus tatuajes, un recordatorio constante de su conexión profunda y personal.

—¿Todo bien, Tete?—preguntó Isidoro, notando cómo Gustabo parecía perdido en sus pensamientos.

—Si Cojones, cómo molestas —respondió Gustabo, volviendo a la realidad y ofreciendo una carcajada y una sonrisa genuina.

A lo que él oficial se rio junto con el inspector Jefe.

La patrulla transcurrió sin mayores incidentes, solo con unos cuantos choques y hacer el gilipollas y a pesar de la vigilancia constante y la presión de mantener su relación en secreto, Gustabo se sentía extrañamente ligero ese día. La camisa era más que un simple pedazo de tela; era un símbolo de su amor, un acto de rebelión privada contra las expectativas y las normas que los rodeaban.

Al final del día, cuando Gustabo se quitó la camisa, encontró otra nota de James escondida en el bolsillo, una simple línea que decía:

"Pensando en ti, siempre".

Esa noche, a pesar de la distancia y los secretos, Gustabo se durmió con una sonrisa en su rostro, sintiéndose más cerca de James que nunca. Aún que era muy raro para él, tenía sentimientos muy fuertes hacia Gordon, por lo que eso lo asustaba.