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Un día lloviendo, una mujer coloca a los bebés en una canasta y los deja en un callejón. Lloraban mientras la lluvia les moja la ropa. Nadie se da cuenta del llanto de los bebés. Después de que intentaron llorar, los bebés cayeron inconscientes.

Un hombre corre hacia el sonido del llanto. Cuando llega, nota que los bebés están inconscientes. El hombre mirándolos. Su intensa expresión se vuelve suave cuando los mira. Siente la necesidad de protegerlos y darles una vida feliz. Puede oír los latidos de su corazón. Se alegra de que estén bien. Y luego lleva a los bebés a un coche y los conduce hasta su casa.

Después de estacionar el auto, el hombre rápidamente mete a los bebés en la casa

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Después de estacionar el auto, el hombre rápidamente mete a los bebés en la casa. Al entrar, otro hombre camina hacia él.

–Hermano ¿Qué es lo que estás sosteniendo?– Dice el otro hombre acercándose para ver lo que sostenía su hermano.

–Kol, toma rápido toallas y tráelas a mi habitación. Rápido–, dice el hombre que sostiene a los bebés.

–¡Rebekah! ¡Rebekah!– El hombre llama mientras acuesta a los bebés en su cama.

–¿Qué pasa, Nick?– Le pregunta Rebekah molesta, entrando a su habitación. Ella abre mucho los ojos al ver a los bebés. –¡¿Qué haces con unos bebés aquí?!– Preguntó sorprendida.

–Te lo diré más tarde. Rápido, tráeme el botiquín de primeros auxilios–, le dice.

Kol trae cuatro toallas. –Aquí están las toallas que pediste–, dijo entregando las toallas a su hermano.

–Gracias–, le dice a su hermano pequeño mientras le quita la ropa al bebé con suavidad y lentamente. Le preocupa poder lastimar a los bebés al quitarles la ropa. Luego seca a los bebés con una toalla y los envuelve con una toalla limpia. Luego le pide a su hermana, –Rebekah, dame el termómetro.

Rebekah le entrega el termómetro y luego él toma la temperatura de los bebés. –Gracias.

–Tienen fiebre. Esto no es bueno. Kol, tráeme un recipiente con agua tibia. Asegúrate de que tenga la temperatura adecuada–, le dice a Kol después de tomar la temperatura de los bebés.

–Está bien–, responde Kol. Luego Kol regresa rápidamente a la habitación con el agua. –Aquí–, le dice a su hermano.

–Gracias–, dice mientras toma una toalla, la sumerge en agua y luego exprime el agua de la toalla y la coloca en la frente de los bebés. Siguió haciendo lo mismo una y otra vez, mientras explicaba cómo los encontró.

–¡¿Cómo puede alguien ser tan cruel con unos bebés?!– La hermana susurró con enojo. Todos conversan sobre el asunto.

Después de un tiempo, los ojos de los bebés se abrieron. Miraron a la persona más cercana a ellos. A un hombre con cabello rubio y ojos azul verdosos oscuros. El hombre entonces se da cuenta de que los bebés lo miran fijamente con ojos grandes y brillantes. El hombre sonríe levemente.

My forever love - TRADUCCIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora