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—Dickie... ¿Cómo sé si todo esto no es un sueño?

Dick lo miró con preocupación, Jason tenía la mirada fija en el techo.

—¿Y si nada de esto es real? —continuó— ¿Y si todo es un invento de mi mente y en verdad nada existe?

Dick no supo qué responder, se acercó a él con suavidad, notó que había muchas dudas en los ojos de su novio.

—Jason, ¿Tomaste tu pastilla? —preguntó—. Ya son casi las nueve, te pasaste...

Jason negó, se levantó de la cama para buscar sus medicamentos en la mesa de luz, mientras su novio iba a buscar una botella de agua a la cocina, se sentó junto a él, apoyó su cabeza en el hombro del menor hasta que pasó la pastilla.

Jason escuchaba voces, que muchas veces le decían cosas como que nada del mundo era real.

A veces, las voces también le decían un montón de cosas horribles que lo hacían sentir fatal, por lo que también solía autolesionarse.

Dick revisaba su cuerpo por si se había hecho algo, casi siempre era en sus muslos o sus antebrazos.

A veces las voces lo hacían sentir terriblemente mal, y tenía ataques de llanto y tristeza donde no hacía nada más que llorar.

Dick se quedaba a su lado en días así, su novio era muy sensible, apenas si comía algo si le insistía y no podía dormir si no estaba en sus brazos.

Jason no padecía de esquizofrenia, tampoco de depresión, aunque muchas veces decían que era así para dejar de responder, lo de él era un trastorno similar, de un nombre que ninguno recordaba porque no era muy común de escuchar.

Por esa razón, Dick no podía dejar a Jason sólo.

—Jay, tendré que irme de la ciudad unos días —le dijo, uniendo sus miradas—. Bruce dijo que Dami esta mal, me llamó esta mañana... Debo ir.

Jason asintió, abrazó al mayor cálidamente.

—Está bien, Dickie, no te preocupes por mí.

—Le dije a los chicos, te quedarás con ellos. —Dick se separó del abrazo para mirarlo, dejó un rápido beso en sus labios.

—No necesito niñera.

Dick rió, prefirió no decirle nada.

El día en que se marchó, dejó a Jason en la casa de Roy, donde el pelirrojo había alquilado habitación a un montón de chicos completamente distintos que habían terminado siendo un buen grupo de amigos.

En esa misma situación se habían conocido Dick y Jason, como compañeros de hogar durante sus tiempos de estudiantes, aunque luego de unos cuantos meses en relación habían decidido mudarse a un departamento para su propia intimidad, dejando a Wally, Bernard y Tim viviendo en la casa, aunque los visitaban bastante ya que era su lugar para las juntadas, ya que aún estaban esos cinco en esa amplia vivienda.

Abrazó a Jason en la entrada a la gran casa, notaba a su novio decaído por su partida.

—Volveré pronto, ¿Sí? —dijo, y el pelinegro asintió con una pequeña sonrisa.

Dick tomó su rostro y dejó un último cariñoso beso antes de marcharse, lo despidió con su mano en el camino hacia el auto estacionado frente a la casa y se marchó.

El primer día apenas si fue soportable para Jason, le encantaba pasar tiempo con sus amigos, era divertido ver pelear a los menores por un estúpido videojuegos, la comida de Tim era más que deliciosa y Wally lograba hacerlo reír demasiado con todas las estupideces que hacía.

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⏰ Última actualización: May 26 ⏰

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